EVA LEAL (EL): ¿Por qué Valeria?
JOSEP CARLES LAÍNEZ (JCL): Valeria es, evidentemente, el nombre de la antigua ciudad romana que se encuentra en la provincia de Cuenca. Pero Valeria es, a la vez, el recuerdo de Roma, el presente de Castilla, la refundación de España, el futuro de Europa.
EL: ¿Poema, reflexión, ensayo, narrativa…?
JCL: De todo un poco. Aunque haya quien piense Aquí la noche tiene el nombre de Valeria como un poemario, jamás se me pasó por la cabeza concebir un libro de tal género, ni para mí es así. En la obra, hay un hilo narrativo muy tenue: un viaje simbólico a Valeria, a la cual me allego en una yuxtaposición de espacios temporales (la antigua Roma, la Castilla de los años cincuenta del siglo XX, la actualidad…). Pero, sobre todo, hay reflexión, y la necesidad de conectar esos estratos para una experiencia personal de la tierra a la que llamamos España.
EL: ¿Otra vez a vueltas con España?
JCL: Lo veo básico. Mi libro no es un texto panfletario. Parte, eso sí, de la idea de España, pero como fait accompli. No dirimo sobre ella. La asumo en su potencial, y certeza, de espacio legendario. En pocas palabras, busco, desde una verdad poética, los nexos que nos unen a Hispania. Para mí, España es España porque es Hispania. Lo que no fue hispano/romano no es ni será español. No obstante, ya le digo que es muy relativo lo de poder encontrar en Aquí la noche tiene el nombre de Valeria una cuestión política.
EL: ¿Qué diferencia hay entre la Castilla que describe en su libro de la imagen que nos legó la Generación del 98?
JCL: La Generación del 98 pensaba en una regeneración a través de Castilla. Mi imagen deja ver una Castilla asolada por la modernidad, una suerte de museo en continua despoblación, un vaciado de una parte sustancial de nuestro país. ¿En aras a qué? A la anulación de la identidad, supongo. A mí me gustaría pensar en una regeneración de Castilla, en una revitalización de cuanto se halla bajo el nombre de Castilla, en devolver a Castilla el sonar mítico de su historia. Yo no soy castellano, pero sí lo es toda mi familia paterna: de Cuenca y de Millana, en la provincia de Guadalajara, procedente de una rama de la nobleza menor, la de los Astudillo.
EL: ¿Ha influido ese vínculo familiar en la escritura del libro?
JCL: Radicalmente. Me acerco a Castilla (a través de la conquense Valeria) por necesidad personal. Llego allí en un viaje de familia (de hecho, el último que realicé con mi padre a su pueblo), y me encuentro con el ninfeo mejor conservado de toda Roma, con los foros, las hoces, los despojos urbanos, con el aire fortísimo del invierno. Todo ello había de ser puesto por escrito. Fue un mandato. De hecho, lo comencé a escribir en la ciudad de Cuenca, una noche de lluvia.
EL: Aquí la noche tiene el nombre de Valeria, en algunas partes, estremece. ¿Era éste su objetivo?
JCL: Sí, pero no hasta el grado que adquirió. Evidentemente, la figura del niño muerto que deambula por las calles, sin saber de qué época es, sin conocer en qué tiempo nos encontramos, está revestido por el aroma de lo siniestro. Ahora bien, pretendía ser tan sólo un símbolo del espíritu de Roma, de Castilla, de Europa, perdido. Lo curioso fue cuando, años después de escrito el libro, supe de una tradición popular de la comarca que hablaba de un niño que se caía a un pozo y moría allí. En mi libro, el niño es escondido en el río para no salir ya nunca.
EL: Tras las ruinas, no sólo Castilla, sino Roma, Europa, el Imperio…, temas muy queridos por usted. ¿Qué aporta a su obra Aquí la noche tiene el nombre de Valeria?
JCL: Intento que cuanto escribo en una determinada lengua tenga una coherencia. Por suerte o por desgracia, no he podido liberarme del hecho de escribir creación en distintas lenguas. Trato de mantenerlas aisladas, sin tocarse, sin mencionarlas cuando me hallo en un medio lingüístico diferente. Así y todo, los asuntos que ha señalado empapan la totalidad de mi producción. Aquí la noche tiene el nombre de Valeria aporta dos cosas principales: en primer lugar, una experimentación en cuanto al difuminado de los géneros; en segundo, un acercamiento al ser de Castilla a través de mi verdad lírica, en el cual la remonto a la romanidad. En breve, Castilla no es el Cid tan sólo; Castilla es Segóbriga, Ercávica, Numancia, Tiermes, Valeria… A través de ese poso común, fortaleciéndolo y engrandeciéndolo, tal vez podamos acabar con los estúpidos intentos de dispersión de hoy día.
EL: Finalmente, ¿dónde es “aquí”?, ¿cuál es esa “noche” de la que parece no podemos escapar?
JCL: “Aquí” es Europa. La “noche” es, mejor dicho, un atardecer: el perpetrado por quien desea hacer creer a los europeos que somos un pueblo vencido. En la oscuridad de las ruinas, para saber qué hacer, hemos de volver a nuestras raíces. Y no hallo ninguna mejor que Roma. Mejor dicho, no hallo ninguna otra.
LAÍNEZ, Josep Carles, Aquí la noche tiene el nombre de Valeria, Valencia, Institució Alfons el Magnànim, 2007 (http://www.alfonselmagnanim.com)