Numerito "antifascista" contra la universidad

Extremistas de izquierda revientan en Oxford un debate sobre revisionismo histórico

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Curzio Malatesta/Londres
 
A las raíces profundas no las alcanza la escarcha. Eso dijoJ.R.R. Tolkien en boca de Gandalf. Tolkien no fue sino otra impresionante figura más de las que han pasado por la prestigiosa Universidad de Oxford a lo largo de su historia, que comenzó en el siglo XI. Su vetusto espíritu probablemente siga vivo entre las piedras de sus históricos edificios. Quizás entre sus muros todavía las raíces griegas y cristianas del Occidente se sostengan en sus tradiciones medievales. Pero fuera de esos muros… es otra historia.
 
El debate tendría lugar en el edificio independiente de la Unión Estudiantil. El tema, incoherentemente polémico con el discurso imperante: libertad de expresión. En oposición a la política llamada “No Plataform” creada para impedir que ciertos discursos e ideas pre-identificadas como “fascistas”, “antisemitas” u “homófobas” tengan audiencia en los recintos de debate públicos y/o universitarios. 
 
Johnny Wright cuenta en su blog, autocalificado como supporter del Partido Liberal Demócrata, que había decidido acudir al evento programado por la Unión de Estudiantes a las 18.45. La razón era que la manifestación “anti-fascista” estaba programada para las 19.00, y Johnny, que iba a defender una postura liberal y democrática frente a “las obtusas y desagradables” opiniones de Griffin por un lado, y de Irving por el otro, temía por su propia seguridad ante los aguerridos defensores “anti-fascistas” de la democracia.
 
Nuestro testigo nos cuenta que bebía una pinta con Micah, un compañero miembro de la Asociacion Judía de Oxford, en el bar del edificio, mientras charlaban sobre las preguntas-recriminación que iban a lanzar, principalmente a Griffin, sobre algo que en realidad estaba fuera del tema de debate: el programa del BNP. Decidieron que si se les hacia callar por estar fuera del tema, preguntarían: y ¿que pasa con la libertad de expresión?
 
¿Antifascistas?
 
Otros amigos de ambos no pudieron unirse al debate, debido a la ya fuerte y vociferante presión de los “anti-fascistas” en la entrada, que no querían que nadie entrase en el edificio. Los que lo consiguieron, a duras penas, fueron cacheados y sus tickets comprobados antes de entrar en la sala. Les pidieron que se sentaran juntos y alejados de las ventanas, porque se temía el lanzamiento de piedras u otros proyectiles. Los ponentes no habían llegado aún y se temía que el evento fuera anulado debido a la creciente hostilidad de los extremistas en la entrada, que se agitaban como gorilas enfurecidos insultando a los que tenían el valor de escurrirse hacia el pasillo abierto por el servicio de seguridad.
 
La gran mayoría de los asistentes había acudido a linchar con preguntas y tópicos a los malvados Irving y Griffin, pero se encontraron con el peligro de ser linchados realmente ellos mismos por aquellos que, como ellos, se oponen a la libertad de expresión, solo que de manera mas evidente y violenta. Micah le comento a Johnny que jamás se había sentido tan amenazado por los de su propio bando.
 
El buenrollismo de nuestro testigo le llevó incluso a crear un mensaje improvisado juntando folios A4 con el mensaje: la libertad de expresión es vuestra mejor defensa. Los inquietos manifestantes, que se lo pasaban bomba gritando y rozando sus cuerpos en éxtasis revolucionario, obviaron el mensaje de nuestro amigo Johnny e invadieron el jardín en un tira y afloja con los de seguridad. Allí los dejaron gritando e insultando.
 
Cuando los participantes del debate llegaron, una hora y media mas tarde, Luke Tryl, uno de los organizadores, pidió a los asistentes entre el público que no aplaudieran, abuchearan o hicieran ningún tipo de ruido que excitase los ánimos de la turba del exterior.
 
Los debates tuvieron lugar en salas separadas. En una, Irving se enfrentaría a Harris y Atkins, y en la otra, Griffin respondería ante los estudiantes. Tryl presentó a los dos ponentes y de Irving dijo: “como vosotros, aborrezco sus opiniones”. Le llamo “despreciable” y “horrendo”, según nuestro peculiar testigo, Johnny Wright; su presentación fue casi tan elocuente como la que hizo Lee Bollinger del presidente iraní Ahmadinejad en la Universidad de Columbia. Pese a todo, la turba fuera, que aborrecía a Irving tanto como Tryl, había gritado: “Matad a Tryl”.
 
Nuestro testigo se quedó sorprendido por la fría y calma actitud académica con la que respondió Irving, que habló con un suave acento, muy inglés, empezando por dar las gracias por la oportunidad que le había dado la Unión de Estudiantes de expresar su opinión académica. Luego dijo: “Yo no niego el Holocausto, pero la gente no tiene jamás la oportunidad de averiguar esto”. David Irving ha sido invitado en siete ocasiones anteriormente. Todas fueron anuladas.
 
Por su parte, el BNP dice en su página oficial que Mr. Griffin consiguió dar su opinión y responder a las preguntas directas de los asistentes, gracias a la actuación de la policía y, sobre todo, los propios medios de seguridad. Así mismo afirman que su postura contra la censura mediática prevaleció en la sala.
 
No obstante, algunos no compartimos el triunfalismo del BNP, o la confianza en la razón y la moderación de Irving. Si se observa con atención las reacciones dentro y fuera de este tipo de sucesos uno encontrará que en muchos casos se trata de creencias basadas más en la fe, la obediencia ciega a un sistema sagrado. Por ejemplo cuando nuestro testigo Johnny Wright se reconoce disgustado ante el hecho de que estaba de acuerdo con muchas de las cosas que Irving estaba diciendo, o la necesidad de Tryl de insultar al historiador antes de presentarlo.
 
Por lo demás, lo único que ha trascendido a la opinión pública ha sido el circo montado por los “antifascistas”, y los “sentimientos” de los que participaron en el debate. Del contenido, de las razones que unos y otros daban, y las conclusiones a las que llegaron, sólo los que estuvieron allí las conocen.

Nick Griffin y David Irving

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