El rey está desnudo

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Infinito es el número de los necios.
Eclesiastés 1, 15

 

Quisiera recordar aquí en síntesis el famoso cuento del rey desnudo.

Una vez, un rey convocó a los mejores sastres de su reino para que le confeccionaran un traje especial con motivo de su coronación. De entre los sastres, uno convenció al rey y a sus dignatarios para que se lo encargasen. El traje que él diseñaría no podría ser visto por los necios, solamente por las personas inteligentes.

Llegado el día de la gran fiesta, el rey apareció en público, desnudo.  Nadie quiere ser necio y todos le aplauden hasta que destaca la voz de un niño que grita  ¡pero si el rey va desnudo!

El rey pierde la compostura e intenta taparse. A partir de aquí todos se dan cuenta de la superchería, pero el mal ya estaba hecho.

En los comentarios que siguen, para nada voy a referirme a los modos de vestir del Borbón que ocupa todavía la Jefatura del Estado español.

Como en la fábula anterior, en nuestra patria, España, se han difundido mentiras que se aceptan como verdaderas sin plantearse o cuestionarse mínimamente su validez. Bulos lanzados para que nos impidan ver la realidad de donde estamos y a dónde vamos. Falsedades que se han convertido en moneda de cambio legal cuando sólo se trata de simples embustes, sin fundamento alguno, emitidos para bien de unos pocos y para mal de la mayoría del pueblo español.

A estos eslóganes que, siendo falsos, condicionan nuestra percepción de lo social y de lo histórico, les llamo virus sociales. Me referiré a continuación a algunos de estos virus sin ordenarlos bajo alguna prioridad.

La estructura de un virus social está compuesta por: a) un sujeto individual o colectivo emisor; b) un mensaje falso que beneficia al emisor; c) que obliga a los que se relacionan con el virus a repetirlo a pies juntillas so pena de caer en desprestigio social; d) el virus contiene implícito el presupuesto de que el nivel cultural y educacional de quienes se relacionan con él, lo reciben y transmiten, es muy bajo

Analicemos, sin pretensión de englobar su totalidad, algunos de los virus muy aparentes:

“España vive en democracia tras una brillante Transición que dejó atrás una feroz dictadura”

“El PSOE es socialista y el PP es de derechas”.

 “Espanya ens roba”.

 Y así siguiendo, sin fin. Al final del fin nos convertirán en marionetas, logrando su objetivo.

Echémosles una mirada somera.

“España vive en democracia tras una brillante Transición que dejó atrás una feroz dictadura”. Virus con el que nos martillean desvergonzada mente a todas horas y en todos los espacios de los medios de comunicación.

Sujeto lanzador del virus: la masonería a través fundamentalmente de las organizaciones de izquierdas. Beneficiario: las multinacionales, a cuyo servicio está la masonería, al desprestigiar al exitoso sistema económico del Régimen del general Franco, que puso cortapisas a las exigencias del capitalismo salvaje de las multinacionales, y que había creado por vez primera en España una muy nutrida clase media, superando el sistema de castas: los que mandan y se enriquecen y los otros. Esta escisión de la sociedad en explotadores y explotados es uno de los objetivos de la masonería al servicio de las multinacionales.

Falsedad del mensaje.

1º No vivimos ni de lejos en un régimen democrático. Falta el requisito esencial de toda democracia que es la separación de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. En nuestro caso dos individuos (Sánchez y Casado) auto designados eligen a los miembros de su ejecutivo, a los miembros del legislativo, a los que, posteriormente de ser nombrados diputados, amordazan con la disciplina de voto, con lo que desaparece la escasa apariencia que existía de representación popular y finalmente tras un descarado chalaneo designan (entre personas de su confianza) a los miembros del Consejo del Poder Judicial) quienes a su vez nombran a los puestos clave de los distintos tribunales. De donde se deduce que el pasteleo que acabo de exponer nada tiene que ver con la representación democrática ni con la separación de poderes, requisitos sine qua non para que exista democracia.

2º No salimos de ninguna dictadura. El régimen del general Franco no fue democrático, pero tampoco fue dictatorial. En España en el año 1952 se alcanzó la producción industrial del año 1936 (primero de la guerra civil). Producción que no dejaba de ser la de un país subdesarrollado económicamente y con un escaso grado de alfabetización (70% de la población).

Veinte años después, en 1972, reconocido por propios y extraños, entre ellos por Miguel Boyer (ministro de Hacienda del gobierno del PSOE de Felipe González) España bajo el régimen de Franco se había convertido en la 11ª potencia industrial del mundo. Su crecimiento económico, tras el Plan de Estabilización  de 1958 había sido exponencial y sin parangón en el mundo occidental. Según el FMI en 1972 España era el segundo país del mundo con mayor crecimiento económico, después de Japón.  El sueldo de un trabajador medio (no el del matrimonio) permitía la decorosa subsistencia de una familia de cinco o seis miembros.

El factor diferencial entre el crecimiento español y el de los países comunistas del Este de Europa, (arruinados todavía hoy después de 40 años de la caída del telón de acero), sin duda había sido la existencia de las libertades básicas que existían en España y de las que carecían las dictaduras, esas sí que eran dictaduras, de los países comunistas.

3º La brillante Transición capitaneada a alimón por Adolfo Suárez y por un Borbón, en la que naturalmente borbonearon los dos, es decir, traicionaron los principios del régimen de Franco que habían jurado solemnemente defender. Dejando de lado estas “anécdotas” la brillante Transición supuso el desmantelamiento en parte de la industria española, la cesión, Suárez fue un colchón, a todas las exigencias de los nacionalistas para romper España, como estamos viendo en estos días, y la renuncia de España al rango de gran potencia mundial, que por su historia le corresponde.

Otro de los virus con los que deforman nuestra capacidad de percepción es que “el PSOE es un partido socialista mientras que el PP es una formación política de derechas”. Con independencia de que las bases electorales de uno y otro sean más o menos sociológica y psicológicamente diferentes, la realidad es que uno y otro aplican las mismas políticas tributaria, económica, territorial, antiterrorista, cultural, religiosa, etc. etc. Perooooo …… el virus nos los presenta como proyectos opuestos. Dándonos la impresión de que elegimos, de que tenemos libertad de elegir políticamente. De nuevo el sujeto emisor del virus es la masonería que se beneficia de que ambos partidos apliquen la misma política destructora de España y beneficiosa para sus intereses de conseguir un Gobierno Mundial explícito.

“Espanya ens roba”. Está demostrado con las balanzas fiscales que no es así, pero los que lo aceptan ven condicionada su percepción de la realidad. El sujeto emisor sigue siendo la masonería. Recuérdese que ésta persigue el Gobierno Mundial y por lo tanto pretende la destrucción del sentimiento nacional y de las naciones.

Como colofón sugiero que revisemos nuestros mecanismos dialécticos para poder identificar los posibles virus que hayan infectado nuestra CPU cultural.

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