Inevitable, como todos los 12 de Octubre. A la peña le sale el instinto autofagocitario y se come las uñas y las yemas de los dedos en un éxtasis virginal de clamores y amores indigenistas. De "genocidio" no baja la calificación del descubrimiento y colonización de América. Este año ha tenido éxito por Internet y sus arrabales el micro (según parece de Eduardo Galeano), que reza del tenor literal siguiente (con permiso por lo de rezar):
"En 1492, los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo y que ese dios había inventado la culpa y el vestido y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja".
Lo de quemar vivos a quienes adorasen al sol y etcétera es una putada, no te digo yo que no. Arrancar el corazón al del pueblo de al lado con un cuchillo de obsidiana, en lo alto de una pirámide, suplicando la lluvia o el final de una plaga a los dioses vernáculos, es mucho más civilizado. Dónde va a parar. Por lo demás... Lo que había en aquellos tiempos.
Si Galeano y los moralistas de la Historia no tienen nada que festejar, o conmemorar, o por lo que sentirse identificados con la transmisión de cultura y civilización que supuso el descubrimiento y colonización del continente, y si de verdad creen en la justicia infinita de sus lágrimas... ¡Caramba! Podían haberse tomado la molestia de aprender los idiomas del bon sauvage americano y defender su causa en otra lengua que no fuese la odiada española, un latín hablado de aquella manera, un invento romano, que ya sabemos, ya, cómo se las gastaban aquellos nerones y calígulas. Como decía mi abuelo: "Nunca vino nada bueno ni de Murcia ni de Roma".
Total, escupir para arriba y mirar para abajo es lo más fácil del mundo. Algo tonto, muy tonto. Pero fácil. Y son los nuestros tiempos muy fáciles para los muy necios.
Galeano no tiene nada que celebrar
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