Confianza

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 La experiencia nos indica que quienes actúan de buena fe, descuidan los detalles. Por contra, los que van con intenciones retorcidas suelen esmerarse en la apariencia. Por esa razón, cuantas más alharacas y pregones hacen sobre sus ingresos, sus declaraciones de la renta, todo expuesto al público, etc... más desconfío de ellos.

La democracia no consiste en que un alcalde cuelgue su nómina y la nota del registro sobre sus propiedades en el tablón de anuncios del ayuntamiento. La democracia implica el derecho de los ciudadanos a poder confiar fundadamente en que ese cargo público es una persona honesta que va a trabajar por el bien público. Aportar pruebas de honradez es propio de otras épocas, cuando los notables exhibían sus certificados de limpieza de sangre. Y propio de una sociedad esclerotizada en la presunción de culpabilidad de sus representantes. Un asco de democracia, vaya.

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