Volver al pasado

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 Bueno, pues ya estamos como en el siglo XIX, y me refiero al cogollito nefasto que antecede y prosigue a la primera reúpública: dos partidos (uno "liberal" y otro "conservador") se turnan pacíficamente en el poder y se reparten las sinecuras del Estado y, ya puestos, las riquezas del país; el caciquismo social y político (léase corrupción) campa a sus anchas; las masas hambrientas y analfabetas medran tristemente desesperadas (el papel del analfabetismo lo cubre la "cultura de masas" y sus iconos trascendetantales, Tele5 y demás bazofias); el dispersionismo cantonalista se exacerva, las burguesías periféricas se ponen en jarras y amagan escindirse de la rancia Castilla (ahora la llaman "El Estado"). Sólo nos falta una guerra colonial o una Semana Trágica, pero todo se andará.

Por tener, tenemos hasta hasta anarquistas que ponen bombas, como esos descerebrados que colocaron ayer una bomba en un confesonario de La Almudena, en Madrid. A mayor exactitud en el mimetismo, estos cretinos se denominan a sí mismos "Comando Mateo Morral". Casi un chiste. Una perfecta demostración de que cuando la historia se empeña en repetirse se convierte en caricatura de sí misma. Porque, seamos realistas: Mateo Morral se las arregló él solo para arrojar una bomba al cortejo nupcial de Alfonso XIII. Estos de ahora necesitan organizarse en "comando" para poner un paquete en el asiento de un cura. Por otra parte, es sabido que Morral se suicidó al verse capturado, cosa que no creo que hagan (no deberían), los del célebre comando. En todo caso protestarían contra la detención de alguno de sus miembros con un concienzudo botellón y la preceptiva quema de dos o tres contenedores de basura.

A lo que sí pueden aspirar, en cualquier caso, es a que les dediquen una calle en Madrid, en homenaje y recuerdo perpetuo de su sacrificio, como sucedió durante la segunda república con Mateo Morral. Sólo tienen que esperar a que Leyre Pajín vuelva ser ministra de algo. "Calle de los héroes de La Almudena", propongo.

Y ya está. Quiero decir que ya estamos como hace siglo y medio. Esto marcha como una locomotora. Para atrás, pero marcha.

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