Se veía venir. Como “la derecha” ha ganado las elecciones generales, los demás ya tienen tiempo para dedicarse a lo suyo, que son uvas. Santa inopia, la modorra de maitines que es privilegio de los apartados del poder.
En el PSOE están reflexionando (a buenas horas). Andan de primarias. Chacón y Rubalcaba debatirán en un congreso... La emoción me impide continuar.
En Andalucía seguro que lo llevan más entretenido. Tienen elecciones autonómicas dentro de dos meses. Pero no crean, no les veo pulso de campaña. Bueno, están con lo de los EREs falsos, los millones que soltó Ruiz Mateos por aquí y por allá, abracadabra, los negocios de Iván Chaves, las aceitunas de Zarrías y cosas por el estilo... en fin: lo de cada día.
En IU deben de estar de secundarias, porque no hay muchas noticias. La línea antifranquista continúa obsesionada con los huesos y los monumentos; y la fracción indignada sigue haciendo frases sobre la banca pública. Todo en orden. Nada nuevo.
Los nacionalistas al pesebre, como siempre: o España les cede la administración de los impuestos que rapiñen en su cortijo (y en casa ajena, faltaría más), o convocan un referéndum independentista. No es que haya que hacerles mucho caso, ya se sabe que esta gente no es feliz si no amagan pedroylobo dos o tres veces al mes. Pero ya cansan. Qué aburrición.
El PP, con sus juicios en Valencia y Mallorca va servido. Está como la casa real: un tío simpaticote al frente y cantidad de undargarines jodiendo el invento.
El gobierno de España, con perdón, dice que la situación económica es malísima, que entramos en recesión (otra vez), y que la perspectiva es desesperada pero no preocupante. Remedio: subir los impuestos y recortar un poco de aquí y otro poco de allá. La demencial bancarrota del Estado Autonómico, esa segunda edición del Imperio ajustada a demanda de los caciques territoriales... Esa brecha imparable en la línea de flotación del Estado, el monumental despilfarro, el sepukku histórico a la española... Ni tocarlo. Se mantendrá el gasto público a costa del dinero de todos. O sea, como hasta hoy y que Dios nos pille confesados. ¿Quién dijo que Keynes estaba periclitado?
En la calle, también como siempre, muchas gracias. Cada día más desempleados, cada menos dinero, menos crédito, más empresas al cierre, condiciones laborales más precarias (quien las tenga). En cuanto se acaben los saldos de las tarjetas de crédito, Mercadona corte el grifo del pago aplazado y suba un poco más la gasolina, empezaremos a ver de verdad la cara a la crisis. Su verdadero rostro. Lenin acuñó un término encantador: “Pudrición social”. Rosa Luxemburgo, menos rigurosa pero mucho más poética, lo expresó con el título de un soneto (merecería serlo): “Socialismo o barbarie”.
En ello estamos. Ya hemos tenido socialismo (?!) y vamos por la barbarie viento en popa.
Y nuestra casta política también está por enterarse. Sólo hay que darles un poco de tiempo. En cuanto acaben la vendimia, tendremos más noticias de ellos.