El asunto está más que sabido, dicho, redicho y publicado en todos los medios. Don J.A. Durán i Lleida, ilustre representante de la derechona nacionalista catalana, se despachó contra el sistema de cobertura al desempleo en Andalucía en estos términos:
“... mientras que los payeses catalanes no pueden recoger la fruta por los bajos precios, en otros sitios de España, con lo que damos nosotros de aportación conjunta al Estado, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo".
La afrenta es notoria. En respuesta de la dignidad andaluza, las Juventudes Socialistas de este “sitio de España”, han emitido un comunicado en el que, entre otras soflamas, se indica:
“Tenemos que levantarnos una vez más para que nuestra tierra siga avanzando paso a paso como lo ha hecho estos treinta años de democracia, porque sabemos que aún sigue quedando trabajo por hacer. Tenemos que levantarnos una vez más, como andaluces y andaluzas, recordando que las manos de nuestros abuelos y abuelas, padres y madres, ayudaron a levantar el centro de Europa en la posguerra, así como las zonas industriales de España, incluyendo Cataluña. Y sobre todo, tenemos que levantarnos una vez más, las próximas elecciones generales del 20 de noviembre, para que esas derechas que tan poco valoran lo que el pueblo andaluz hace día a día por progresar, no obtengan el poder y comiencen a sumir en un nuevo letargo a Andalucía”
Y entre lo fino que anduvo Lleida, la delicada oratoria de los jóvenes socialistas y el emotivo recurso estilístico de los “abuelos y abuelas”, le entra a uno como una desazón...
Lo malo no es en manos de quién estamos (deprimente de por sí), sino en manos de quiénes podríamos llegar a estar.
Lo dicho: una desazón.