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"La Organización de la Conferencia Islámica condena el polémico filme ´Fitna´ por difamar el Corán

 

Madrid. (EUROPA PRESS).- La Organización de la Conferencia Islámica (OIC, por sus siglas en inglés) condenó de forma rotunda la puesta en venta del polémico filme anti Islam ´Fitna´ (disputa o enfrentamiento) del diputado holandés Geert Wilders, sumándose así a las crecientes críticas que en las últimas semanas solicitaban su retirada del mercado, según informó la agencia ´IRNA´.

El secretario general de la OIC, Ekmeleddin Ihsanoglu, condenó de forma enérgica la salida a la venta de ´Fitna´, ya que, según la organización, difama y calumnia "el sagrado Corán e insulta los sentimientos de más de (sic) un billón de musulmanes de todo el mundo".

"La película es un acto deliberado de discriminación contra los musulmanes, con el objetivo de provocar tensión e intolerancia", añadió la organización, compuesta por 57 estados lo que la convierte en la segunda organización inter gubernamental más grande después de las Naciones Unidas.

En su informe, también instó a la comunidad internacional a condenar la proyección del filme y al Gobierno holandés a perseguir al director y someterlo al imperio de la ley. "

 

Fitna - Parte primera

Fitna - Parte segunda

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Hasta aquí llegaba el artículo Fitna publicado por un servidor el 30 de marzo. La dirección de El Manifiesto ha tenido la amabilidad de "hacerse eco" de este post, incluyendo la información como noticia de cabecera en la entrega correspondiente al 1 de abril. Lo que me obliga no sólo a agradecer la atención que en esta casa se presta a mis colaboraciones sino a aclarar que a mí, como a El Manifiesto, tampoco me entusiasma el tono de Fitna, y mucho menos sus contenidos, a menudo brutales, aunque de eso no tienen la culpa el realizador ni el guionista del vídeo sino los salvajes fanáticos que cometen estas burradas.

No me gusta, en efecto, la instrumentalización de la barbarie fundamentalista islámica y la repugnancia que causa en todas las personas razonables de este mundo, úsándola para favorecer una causa política en concreto, la del diputado Geert Wilders y su partido, que dicen es de extrema derecha aunque a lo mejor es de extrema izquierda o extremadamente nada. La verdad es que me importa muy poco.

Poco me importa este señor y poco me agrada el vídeo, en efecto, pero mucho muchísimo me inquieta la censura implacable que en los medios de comunicación de occidente -es decir, la expresión de la cultura occidental -, se está imponiendo sobre todas aquellas ideas y manifestación de las mismas que no coincidan con el ideario buenista y entreguista de las respectivas progresías dominantes. Establecer el propio criterio y las convicciones particulares como límite a la libertad de expresión de los demás es una fea costumbre a la que hasta el día de hoy se ha llamado fascismo, aunque, por lo visto, desde que las izquierdas europeas se rasgan las vestiduras cada vez que alguien señala al integrismo musulmán como un peligro cierto no sólo para la convivencia sino para supervivencia de nuestra cultura, habrá que denominar al fenómeno de otra manera más bondadosa: "solidaridad relativista", o "cohabitación democrática con la mentalidad prefeudal", o cosas similares. Raros tiempos vivimos.

La página web holandesa que alojaba el vídeo clausuró el enlace no por las denuncias o protestas contra el mismo, tal como se ha afirmado en multitud de medios manipuladores, sino, literalmente, por las amenazas recibidas y por temor a represalias. Así anda el patio. A uno, ante semejante serie de canalladas, sólo se le ocurre responder con un argumento: la libertad de expresión. Porque, a pesar de que a los neostalinistas del progresismo oficial les parezca mentira, la libertad de expresión hay que defenderla tanto si aquello que se expresa nos gusta como si no.

Sobre la actitud de los medios y la furibundia islámica en estos asuntos, dejé escrito hace tiempo un artículo que me deparó alguna controversia y un premio inmerecido: el dibujo que mi buen amigo, el caricaturista Carlos Hernández, tuvo la generosidad de dedicarme.

 

 

 

 

Si tienen ustedes interés en dicho artículo, pueden leerlo aquí.

Oui, on a le droit de caricaturer Dieu

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