Inmigración, escándalo y censura

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El verdadero escándalo del informe de Jorge Verstrynge sobre la inmigración no es que una cadena de televisión censurara a su autor, sino que esa censura no haya despertado el correspondiente escándalo público. Es fácil imaginar mil situaciones en las que un caso así se habría convertido en asunto de debate nacional. Si ahora no ha ocurrido, es porque la materia objeto de la polémica entra de lleno en el repertorio de los tabúes políticamente correctos. Sintomático.

Todo el problema consiste en que Antena 3 había fichado a Verstrynge para que actuara como “izquierdista”; pero, al presentar unas ideas sobre la inmigración que chocan con lo que el tópico mediático considera “izquierda”, Verstrynge quedó fuera de juego para el plan de Antena 3. La política-espectáculo tiene esas cosas: si te sales del papel adjudicado en el “casting”, te echan de la escena. Pero, a todo esto, ¿tanto se salía Verstrynge del papel? Si pensamos que la izquierda (o, alternativamente, la derecha) son bloques marmóreos donde sólo cabe pensar de una y solo una manera, sí. Pero es que ni la izquierda ni la derecha deberían ser eso. Aquí los medios de comunicación están ofreciendo una imagen completamente deformada de la realidad política y social española.

Y por otra parte, ¿tan inconveniente es lo que el expulsado de Antena 3 piensa sobre la inmigración? Si nos atenemos al texto, es francamente difícil no estar de acuerdo en la mayor parte de su contenido. Entre otras cosas, esa voz de alarma que lanza Verstrynge es la misma que ya ha recorrido Europa, y si aquí no ha llegado todavía es por el pertinaz retraso que nuestros políticos y nuestros medios de comunicación se empeñan en imprimir a la vida nacional. La inmigración, en efecto, ya no es una solución, sino un problema. Quienes más sufren ese problema son los europeos de rentas más bajas. Verstrynge tiene razón.

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