Más regates de Zapatero

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Hay algo de taquicárdico en la opinión pública española cuando en poco más de un mes Zapatero muere y resucita y Rajoy pasa de la consolidación a la zozobra. Debe de ser la coincidencia del rebufo postelectoral y la adrenalina preelectoral. En el caso del PP, Rato va y viene, y aun hubo quince días en que a Rajoy se le quiso asimilar livianamente a ratos a Bayrou y a ratos a Sarkozy. En el caso de Zapatero, dos pases de pecho le colocan a favor de la corriente: importar del PP las ayudas por hijo y remodelar el peor consejo de ministros de la democracia. A veces parecería que los dos mil quinientos euros los va a pagar Zapatero de su bolsillo: he ahí cómo un gobierno muy ajeno a la protección de la familia remonta demoscópicamente aunque sea a costa de revivir los peores usos del Estado asistencial. Zapatero, poco dotado para la profecía, sabe de las ventajas de gobernar con las prórrogas de la sorpresa. Mientras tanto, son demasiadas las cosas que se le perdonan a Zapatero, del inicuo mercadeo con la ETA a la constatación de que los ciudadanos y los intereses españoles están bajo la amenaza del terrorismo islámico. Queda lo de Navarra para ya pero a Zapatero es posible que no le quede más espacio de regate después de las vacaciones.

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