La mala educación

Compartir en:


Algún día –más pronto de lo que parece- echaremos la vista atrás y veremos que el mayor error de la España contemporánea ha sido su desprecio absoluto hacia los problemas de la Educación. La situación es muy fácil de resumir, aunque la lista de gajes es larga: un sistema de enseñanza que estimula la pasividad y desincentiva el esfuerzo; un nivel de formación sensiblemente más bajo que el de la mayoría de los países europeos; una gestión autonómica más orientada a subrayar los “hechos diferenciales” de cada región que a fortalecer la enseñanza propiamente dicha; una precarización galopante de la función docente, con profesores no bien preparados y, sobre todo, desmotivados por la falta de autoridad. Males que pueden remitirse a una causa directa: hace años que la Educación, en España, se ha dejado en manos de una secta psicopedagógica que no trabaja con criterios nacionales y sociales –ni siquiera específicamente docentes-, sino con criterios ideológicos y dogmáticos. Y si la enseñanza ha podido caer en manos de ese poder sectario, ello se debe a que la sociedad española, incluida la mayoría de los padres de familia, contempla la Educación como algo que le es ajeno, algo de lo que “ya se encargará el Estado”. Por eso fue posible mantener durante años una ley sistemáticamente fracasada como la LOGSE; por eso a nadie le pareció urgente sustituirla por una ley nueva, la Ley “del Castillo”; por eso esta última ley pudo ser alevosamente anulada pese a haber sido aprobada por el Parlamento; por eso apenas si ha inquietado a nadie el que una nueva ley, la LOE de Zapatero, venga a repetir, aumentados, los errores de la LOGSE. Ahora se añade a la cuenta una asignatura de adoctrinamiento ideológico, la llamada “educación para la ciudadanía”, que la mayoría de los españoles ha recibido con su habitual actitud ante las cuestiones docentes, es decir, la resignación que se dispensa a los fenómenos meteorológicos. Estamos cavando nuestra tumba colectiva. En muy breve plazo vamos a tener un país de analfabetos; eso sí, muy progresistas y con honda conciencia autonómica. Y ya no se le puede echar la culpa a los políticos, al Estado, al “sistema”; ya no. La culpa será, colectivamente, de la sociedad española.

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar