Escribo estas líneas desde Barcelona, estremecido aún de emoción. Defendiendo la unidad de España, una multitud enorme, como nadie la había visto nunca, ha ocupado esta tarde del sábado 30 de septiembre las calles de Barcelona, desde la plaza Urquinaona hasta la sede de la Generalidad en la plaza San Jaime. 100.000 personas es un cálculo prudente en cuanto al número de quienes han respondido al llamamiento lanzado por la asociación Somatemps.
Pero lo más importante es su acto de rebeldía, de rompimiento de las órdenes dadas por la casta del régimen del 78. ¡El PP no sólo no estaba ahí (como tampoco estaba en las demás ciudades), sino que había dado la consigna de hacer todo lo posible para que fuera la menor gente posible! Ciudadanos, por su parte, se había callado como un muerto —como el muerto que, a este paso, acabará siendo.
Entre las diversas acciones importantes que se han producido cabe destacar la realizada por dos comandos que, reventando las puertas de las azoteas de dos edificios de la plaza de San Jaime, han accedido a los enormes carteles secesionistas que estaban colgados y los han arrojado a la calle.
Pero la hora no está ahora mismo para mayores reflexiones. Por una vez me veo obligado a hacer mía una frase que detesto. Esa de que una imagen vale más que mil palabras. Ahí van las imágenes del pueblo catalán en lucha: las que no vais a ver —o con cuentagotas— en la prensa del Sistema.
J. R. P.