Elecciones francesas

Incertidumbre extrema en un país bloqueado y al borde del colapso

Nadie sabe qué va a pasar. Mucho elector de centro no se fía ni del "padre agresivo" Sarkozy, juzgado demasiado duro, ni de la "madre protectora" Royale, cuya demagogia levanta sonrojo. El voto de Le Pen sigue siendo una incógnita, como lo es también el de los nuevos electores y el de unos votantes musulmanes que ya rozan el 10%. En ese paisaje, la figura del centrista Bayrou podría satisfacer tanto a buena parte de la derecha como a buena parte de la izquierda.

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Arnaud Imatz (París)

La interminable campaña electoral francesa llega a su fin. El próximo domingo, las urnas revelarán el nombre de los candidatos seleccionados para el último duelo. Mientras tanto, los analistas políticos se agitan y comentan sin parar los múltiples sondeos disponibles. Según éstos, el líder de la derecha Nicolas Sarkozy se calificaría sin problema para la segunda vuelta con 27 a 29% de los votos. Detrás, dos candidatos se disputarían la segunda plaza: la socialista Ségolène Royale, con 22 a 24% de los votos, y el centrista demócrata-cristiano François Bayrou con 18 a 20%. El cuarto hombre sería Jean Marie Le Pen con sólo 12 a 15%. Los  otros candidatos, en total ocho, se colocarían muy lejos del peloton de cabeza. A la izquierda, los trotskistas Besancenot, Laguillier  y Schivardi tendrían apenas 4%, 2,5% y 0,5%, respectivamente; la comunista Buffet, menos del 3%, la verde radical Voynet 1,5% y el ácrata “altermundialista” Bové también 1,5%. En la otra vertiente, la de las derechas, el católico diputado de Vendée, Villiers, alcanzaría sólo el 1,5% y el defensor de los Cazadores y pescadores, Nihous, el 1 ó 1,5%. 

Entre el “padre agresivo” y la “madre protectora”

Según estos Institutos de sondeos, en la segunda vuelta, en caso de duelo Sarkozy-Royale, ganaría ampliamente el ex ministro del Interior con 52 a 54% de los votos. Pero al contrario, en caso de duelo Sarkozy-Bayrou, este último ganaría no menos ampliamente, al beneficiarse del trasvase de votos de las izquierdas. Esta segunda hipótesis no se puede descartar. Bayrou tiene una personalidad desprovista de todo carisma, pero es considerado por muchos como un hombre de una honestidad total. Tiene además la indudable ventaja de agrupar sobre su nombre a un electorado repartido tanto a la derecha (los liberales y conservadores que aprecian su calidad de ferviente católico, europeísta y regionalista) como a la izquierda (los social-demócratas que estiman su defensa de un reformismo extremadamente prudente y moderado). En una sociedad bloqueada y al borde del colapso, como la francesa,  muchos electores temen tanto la obsesión reformista y las alabanzas al valor del trabajo del "Padre agresivo" Sarkozy, como la defensa del statu quo, la demagogia y el oportunismo de  la "Madre protectora" o "Maestra de escuela", Ségolène Royale. Para todos ellos, Bayrou es sinónimo de garantía de un reformismo a cuenta gotas, de una continuidad tranquila sin ruptura. 

Esto dicho, muchísimas incógnitas permanecen.  Entre el 35 y el 40% de las personas sondeadas no están totalmente seguras de su voto. Se sabe que el nivel del voto a favor de Le Pen es sistemáticamente infravalorado. Los sondeados no se atreven fácilmente a revelar su simpatía por el líder del Frente Nacional, sabiendo que su actitud es de las más "políticamente incorrectas" y constantemente denunciada por la mayoría de los medios de comunicación. Pero, además, el voto lepenista no parece totalmente fiel. El 25% de estos votantes podría decidirse a favor de Sarkozy desde la primera vuelta. ¿Y qué será del voto de los 3 millones de nuevos electores potenciales desde 2002, y del de unos electores musulmanes que llegan posiblemente al 10%? 

No es de extrañar que a tan pocos días del desenlace, los analistas políticos sigan barajando las dos hipótesis mas probables para la segunda vuelta: Sarkozy-Royale o Sarkozy-Bayrou pero sin descartar totalmente Sarkozy-Le Pen. El domingo, la respuesta.

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