Al loro, que hay jaleo en Moscú

Putin se fía más de sus servicios de información que del Ministerio de Exteriores

Rusia sigue siendo una gran potencia y en su estructura de poder se mantiene el enorme peso de los “órganos especiales”, es decir, los servicios de información: el SVR (exterior), el GRU (militar), el FSB (interior), que influyen más que los ministerios. El penúltimo episodio de las querellas de poder moscovitas es el conflicto soterrado que empieza a oponer a los “órganos”, por un lado, y al ministro de Exteriores, Lavrov, al que se acusa en voz baja de actuar demasiado por su cuenta. Una historia estimulante para los aficionados a las novelas de Tom Clancey.

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ÁNGEL MAESTRO 

Según fuentes rusas solventes, parece existir en los últimos meses cierta ola de críticas encaminadas hacia el Ministerio de Exteriores, del que es titular Sergueï Lavrov. En el seno de la Administración Presidencial se ha notado un “nivel débil” en los análisis que emanan del Ministerio de Asuntos Exteriores. Eso quiere decir, traducido al lenguaje corriente, que Lavrov empieza a caer en desgracia. 

Se buscan explicaciones a estas posibles críticas en el hecho de que el ministro ha adoptado el estilo habitual de la diplomacia occidental. Se trata de su participación personal en la toma de decisiones a nivel internacional. El ministro, se dice, se encuentra casi siempre de viaje en el extranjero, careciendo de tiempo para profundizar en los documentos preparados por los expertos. He aquí otra muestra de la creciente reticencia del Kremin hacia Lavrov: se señala que “un número insuficiente de proposiciones concernientes a iniciativas de política exterior del Jefe del Estado, Vladimir Putin, es el que emana del Ministerio de Exteriores”. En plata: que Exteriores actúa demasiado por su cuenta.

En el otro lado del conflicto están los llamados “órganos especiales”, es decir, los distintos servicios de información rusos. Conviene destacar que los “órganos especiales” de Rusia están haciendo todo lo posible para que los responsables de la Administración Presidencial consideren que los documentos que provienen del servicio  de inteligencia exterior, el SVR, o de la Dirección Principal de Información del Estado Mayor General (GRU), son mejores y más documentados que los trabajos efectuados por el Ministerio de Lavrov. Así Putin distingue, con satisfacción, la calidad de las informaciones que recibe de sus órganos especiales. 

Conforme a dicha satisfacción, el cuartel general del SVR en Yasienevo, con el asentimiento de Putin, va a proceder a ampliar sus instalaciones, su potencial humano, y va a dotar de más medios a la academia del servicio de información.

Más poder para el FSB 

Por otra parte, en la alocución que Putin ha pronunciado ante el “Colegio” del FSB, servicio de información interior y de contraespionaje, en el pasaje relativo a las elecciones, el presidente expuso que el FSB no sólo debe “asegurar la legalidad y el orden público, sino que también debe trabajar de cara a aquellos que quieran imponer en el terreno socio-político una ideología marcada por el extremismo y la intolerancia étnica y confesional”. Esta alusión puede entenderse de dos maneras a la vez, ambas válidas: la primera, una advertencia contra los islamistas radicales; la segunda, una amenaza directa a los grupos “ultras” que últimamente prodigan alborotos en distintas zonas de Rusia.

Para poder desarrollar las misiones de este tipo, ha sido creado en el seno del FSB un servicio de defensa del orden constitucional. También Putin ha indicado al máximo organismo del FSB la necesidad de intensificar las actividades de contraespionaje para evitar las fugas de informaciones sensibles y que deben ser protegidas en los sectores político y económico. 

En definitiva: el poder sigue estando donde está. En cuanto al ministro de Exteriores, parece claro que los “órganos” están dispuestos a cortar cualquier afán de excesivo protagonismo.

 

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