8 de junio de 1967, 15.00 hora zulú

Israel bombardea un barco norteamericano

Ocurrió en la guerra de los Seis Días entre Israel y sus vecinos árabes: los israelitas bombardearon un barco norteamericano, el Liberty, causando 34 muertos y 172 heridos a aquel buque amigo. Esto fue hace cuarenta años. Durante este tiempo, la versión oficial ha sido que se trató de un “error de identificación". Extrañaba, sin embargo, que un ataque por error se ejecutara con tanto ensañamiento. Ahora uno de los militares norteamericanos que investigaron el caso ha hablado: el informe oficial fue manipulado. El ataque israelí no fue un error.

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El 8 de junio de 1967, durante la guerra de los Seis Días,  Israel bombardeó un barco estadounidense, el Liberty. Este ataque se convirtió en uno de los más duros que se habían realizado contra un barco estadounidense desde la II Guerra Mundial. Las fuerzas combinadas de mar y aire atacaron durante dos horas con el funesto resultado de  treinta y cuatro marineros norteamericanos muertos y hasta ciento setenta y dos heridos.

Israel fue declarado inocente porque su ataque se atribuyó a un “malentendido de identidad”. Es decir, que los israelíes alegaron que no sabían que se trataba de un barco estadounidense, y su explicación se dio por buena. Ahora, cuarenta años después, uno de los miembros de la comisión naval de investigación que llevó a cabo la investigación ha decidido contar la verdad.

Se llama Ward Boston Jr., se licenció en el Colegio de Leyes William y Mary y vive en Coronado. Además de haber sido miembro de la comisión naval, sirvió a su país como aviador naval en la II Guerra Mundial y como agente del FBI. Su misión en el caso Liberty consistía en sacar a la luz la verdad sobre el ataque. Sin embargo, no se lo permitieron: “He permanecido en silencio durante décadas porque soy un militar y, como tal, debo obedecer las órdenes que me llegan de la Secretaría de Defensa y de mi presidente”, confiesa Boston. Sin embargo, dice que los intentos de reescribir la historia y el amor que siente hacia su país le han llevado a compartir la verdad.

Cuando Boston ocupaba el puesto de Oficial del Consejo del Tribunal de Investigación tuvo que recopilar evidencias. Boston cuenta que sólo les dieron una semana, cuando hubieran sido necesarios unos seis meses. “Durante la investigación visitamos el barco y nos entrevistamos con los supervivientes”, cuenta Boston.  “Pronto nos dimos cuenta de que el ataque había sido deliberado y que su objetivo era el hundimiento de la nave y el exterminio de su tripulación”.

“Sabían que era un barco norteamericano”

“Estoy seguro de que los pilotos israelíes, así como los comandantes encargados de la misión, sabían que el barco era norteamericano. Lo sé porque vi la bandera americana que había sido izada por la flota agujereada por las balas. También sé que pretendían matar a todos y cada uno de los tripulantes, ya que no sólo usaron napalm, misiles y armas de fuego, sino que acercaron sus torpedos a la nave y dispararon a las balsas salvavidas que portaban los heridos más graves”.

Boston cuenta que la comisión recibió órdenes de encubrir el caso que provenían del mismísimo presidente de los Estados Unidos. Después, le ordenaron entrevistarse con dos civiles de la Casa Blanca o del Departamento de Defensa y reescribir algunas partes de la investigación que estaba llevando a cabo el Tribunal. Le dijeron que no estaban interesados en los hechos. Se trataba de un asunto político y no se podía hablar sobre ello.

“Además, ahora sé que los informes públicos no son los mismos que certifiqué y envié a Washington”, cuenta Boston. “Y lo sé porque fue necesario, debido a las exigencias de tiempo, corregir a mano y poner mis iniciales en un  gran número de páginas. Sin embargo, el informe público no contenía ni mis iniciales, ni las correcciones. Además, había una serie de hojas en blanco, colocadas de forma deliberada, que no estaban en mi versión. Por otro lado, el testimonio del teniente Lloyd Painter sobre el ataque a las balsas estadounidenses donde se llevaba a los heridos, que entregué al Tribunal de Investigación e incluí en el informe, ahora ha desaparecido”.

¿Qué pasó? Israel lo calificó de accidente. Sin embargo, Boston dice: “Ahora sé, gracias a las conversaciones personales que mantuve con la administración Isaac, que el presidente Lyndon Johnson y el secretario de Defensa Robert McNamara pidieron a la comisión que concluyera que el ataque fue un caso de error de identificación”.

“Este encubrimiento de la verdad nos lleva persiguiendo durante cuarenta años”, dice Boston. “¿En qué consiste nuestra seguridad nacional? ¿Cómo podemos romper la paz en Oriente Próximo cuando ni siquiera podemos cuestionarnos las acciones de los israelíes cuando matan a nuestros compatriotas?”, se pregunta.

Los supervivientes de aquel ataque israelí se han reunido en Washington D.C. para honrar a sus compañeros caídos, así como a las madres, hermanas, viudas e hijos que dejaron atrás. “Continuarán exigiendo una investigación justa e imparcial que, por primera vez, permita a los supervivientes testificar públicamente”, dice Boston.

“Ahora me uno a la exigencia de los supervivientes que piden una investigación justa. Dejad que testifiquen. Dejadme testificar a mí. Permitid a los oficiales de inteligencia que cuenten cómo escuchaban en tiempo real, traducidas simultáneamente del hebreo al inglés, las instrucciones de los mandos israelíes a sus pilotos ordenándoles que hundieran el barco americano”, dice Boston. “Estoy seguro de que descubrir la verdad sobre lo que les ocurrió a nuestros compatriotas durante aquel ataque sangriento es más importante que proteger a Israel. Y también estoy seguro de que esperar cuarenta años para ello es más que suficiente”, concluye Boston.

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