Si usted tiene una enfermedad terminal, si no aguanta más el sufrimiento y, dando muestras de entereza y valor, quiere acelerar la labor de la enfermedad poniendo fin a sus días, podrá seguir contando con la asistencia al suicidio que, desde 1941, se dispensa en Suiza.
Si es suizo lo tendrá muy fácil. Pero si no lo es, también podrá dirigirse, en el cantón de Zurich, a Dignitas (apúntense el nombre: no se sabe nunca), el único establecimiento que ofrece tal ayuda a los extranjeros. Así lo acaban de decidir por abrumadora mayoría (más del 80 por ciento) los ciudadanos helvéticos, en un referéndum celebrado este domingo por iniciativa de dos pequeños partidos cristianos (el Partido Evangelista y la Unión Democrática Federal).
Desde hace cerca de unos diez años, políticos y expertos están hablando de la necesidad de hacer que la ley de asistencia al suicidio sea más estricta. Sin embargo, han sido diversas polémicas surgidas en torno a esta cuestión son las que han llevado al Gobierno helvético a tomar cartas en el asunto.
Ayudar a alguien a quitarse la vida es legal en Suiza desde el año 1941. Cada año, son unas doscientas personas aproximadamente las que piden ayuda para quitarse la vida. La mitad de los que buscan una muerte digna son extranjeros, procedentes casi siempre de Alemania y Reino Unido, donde la asistencia al suicidio está duramente penada.
