ÁNGEL MAESTRO
En algún momento de 2009, Cuba planea comenzar a perforar un yacimiento de petróleo que podría lograr algo que parecía hasta ahora imposible: cambiar sus relaciones con los Estados Unidos. Por una extraña confluencia de circunstancias, el petróleo podría engrasar los engranajes para que ambos enemigos acérrimos se encuentren por la fuerza de la necesidad en medio del estrecho de Florida. Para ello será necesario un cambio en la política de Estados Unidos.
¿Qué cambio? Abrir un gran agujero en el embargo impuesto en 1962 contra Cuba para asfixiar al régimen comunista cubano. Pero, de mantenerse el embargo, la sedienta industria estadounidense se verá privada de una fuente de energía ante sus propias narices y las petroleras estadounidenses perderán millones de dólares en negocios.
Quienes se oponen al embargo descartan que puedan producirse cambios hasta que George W. Bush, que ha endurecido el mismo, abandone la Casa Blanca el próximo año, pero incluso entonces cabe esperar un duro enfrentamiento con influyentes líderes cubano-estadounidenses que argumentan que ayudar a Cuba a producir petróleo beneficia al régimen cubano y socavará la razón de ser del embargo. “Creemos que lo que realmente tiene que ocurrir en Cuba es que cambie su sistema”, ha manifestado el secretario de Comercio de Estados Unidos, Carlos Gutiérrez.
El Servicio Geológico de Estados Unidos calcula que los yacimientos cubanos contienen al menos 5.000 millones de barriles de petróleo y unos 2 billones de metros cúbicos de gas natural.
El gobierno cubano ha vendido derechos de explotación a siete compañías extranjeras y un consorcio de petroleras de España, India y Noruega tiene previsto comenzar las perforaciones en la primera mitad de 2009. La exploración, que debería haber comenzado este año, fue postergada dos veces por razones no reveladas, y que según expertos de Estados Unidos podrían haber sido las dificultades para conseguir una plataforma en momentos de intensa actividad petrolífera en el mundo, la necesidad de más infraestructura para la canalización del crudo y los posibles efectos del embargo estadounidense.
El yacimiento cubano se encuentra a unos 10 kilómetros bajo el nivel del mar, profundidad para cuya explotación es necesaria la tecnología yanqui. Según expertos petrolíferos, ni Cuba ni ninguno de sus actuales socios (España, India, Noruega) tiene capacidad de perforación a esa profundidad sin tecnología estadounidense, y ahí es donde radica el problema, ya que los controles estadounidenses a las exportaciones prohíben transferir tecnología a Cuba, por lo que, en busca de alternativas, Cuba mantiene conversaciones con la entidad estatal brasileña Petrobras, con experiencia en aguas profundas.
Los críticos frente al embargo creen que el hallazgo de un gran yacimiento en aguas cubanas podría cambiar la ecuación política, creyendo que la designación de Raúl Castro, aún siendo un innegable dirigente marxista- leninista, no parece tan proclive al antagonismo como lo ha sido su hermano Fidel durante 49 años. Según algunos miembros republicanos de la Cámara de Representantes, el que Fidel haya dejado de ser el centro del escenario podría ser suficiente para obtener algunos votos en el Congreso.