Primera votación antitaurina en el Parlamento catalán

Cataluña, por los animales. Contra los hombres y contra España

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Este viernes, 18 de diciembre, tendrá lugar en el Parlamento de Cataluña la primera votación de la ley destinada a prohibir las corridas de toros… con la excepción de las fiestas —consideradas, éstas sí, de honda raigambre catalana— denominadas “correbous”. Ante la probabilidad de que prospere dicha ley al sumarse suficientes diputados socialistas y de CiU a los demás partidos separatisto-animalistas, “El Manifiesto” lanza con tal ocasión este número especial.

No vamos a entrar, por nuestra parte, en el sempiterno debate sobre la tauromaquia. Ninguna iniciativa buenisto-animalista ha pretendido jamás que se prohibiera el sacrificio de animales destinados al consumo —ni siquiera que se acabara (y ello sí sería legítimo) con las infames condiciones de hacinamiento industrial que sufren hoy las bestias. Hasta que los buenisto-animalistas no se impongan a sí mismos (y nos obliguen a todos) un vegetarianismo a rajatabla, todo lo que puedan decir seguirá estando absolutamente deslegitimado. Punto. Y aquí no hay nada más de que hablar.
No hay nada más de que hablar por la sencilla razón de que la hipocresía buenista falsea todo el debate. Lo que les irrita a estas bellas almas no es el sufrimiento y la muerte de un toro bravo —si les irritara, nos obligarían a todos a comer tan sólo verduritas y frutitas. Lo que les irrita es que, lejos de esconderla como ordena el mundo posmoderno, la muerte se exhiba, se celebre, se simbolice: ritual, públicamente, ahí en la plaza. La muerte del toro… y, a través de ella, la de todos cuantos hemos nacido. Es en últimas contra lo más propio del hombre —este ser abocado a la muerte, diría Heidegger— contra lo que están estos benditos.

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