1945: el expoliador expoliado

Alemania declara la guerra: quiere recuperar las obras de arte que le robaron

¿Quién roba a quién? Respuesta: el ganador siempre roba al perdedor. En la Segunda Guerra Mundial los alemanes se llevaron obras de arte de los países que invadieron, pero, al final, esos países robaron a los alemanes cuando les vencieron. Ahora los alemanes exigen a las potencias aliadas que les devuelvan las obras de arte que les expoliaron en la Segunda Guerra Mundial. Han elaborado un catálogo y están dispuestos a llegar hasta el final. Y ya se sabe lo tercos que son estos alemanes.

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CARLOS SALAS
 
Miles de objetos robados por las potencias aliadas en la Segunda Guerra Mundial se han reunido en un catálogo elaborado por las instituciones culturales alemanas con la esperanza de que los gobiernos de los países altamente civilizados se los devuelvan.
 
En este catálogo, denominado por algunos “catálogo de luto”, se encuentran obras como una escultura de Nicola Pisano, un relieve de Donatello, madonas góticas y exquisitos trabajos en piedra y madera del barroco. Hay incluso pinturas de Boticelli y Van Dyck.
 
Son, en suma, 180.000 piezas desaparecidas de las colecciones privadas y públicas alemanas de las que nunca más se tuvo noticia. Los expertos afirman que la mayoría se encuentra en depósitos secretos de Polonia y Rusia, según informaba recientemente el diario The Guardian.
 
Uno de los organismos más activos en la elaboración del catálogo dedicado a las esculturas perdidas se llama la Fundación para la Herencia Cultural Prusiana (SPK). Financiada con fondos públicos, esta institución es la responsable de la edición de uno de los seis catálogos que, como embajadores de la derrota, recorrerán el mundo para despertar el recuerdo de los expoliadores. Como muchos saben, de Prusia ya no queda nada salvo algunas páginas en los libros de historia que ni siquiera conocen los profesores de bachillerato. Prusia y sus millones de habitantes fueron borrados del mapa (y no es una metáfora) al finalizar la guerra, repartiéndose su territorio rusos y polacos.
 
Trofeos de guerra
 
A pesar de que se han abierto negociaciones de alto nivel entre Alemania y otras potencias, muchos dudan de que se pueda recuperar ese patrimonio, pues sus poseedores lo consideran “trofeo de guerra”.
 
Pero no todo está perdido. Nada comparable a la sensación que se experimenta cuando se recupera una pieza por pequeña que sea. Los berlineses lograron seguir la pista a una bella figura de marfil de 22 centímetros realizada en el barroco por Balthasar Permoser, que fue vista en marzo de 1945, al final de la guerra, en un tren con destino a Kassel. La pieza apareció en una subasta de Sotheby’s en Nueva York, como parte del patrimonio de un coleccionista de California. Tras las peticiones alemanas, por fin pudo volver a su tierra original, el Museo de las Artes Decorativas de Berlín.
 
Pero el grueso del botín sigue estando en manos polacas y rusas, donde las autoridades no parecen muy dispuestas a ceder ese patrimonio. Hace pocos meses, se realizó en Moscú una exhibición de arte merovingio, con piezas talladas en oro provenientes del saqueo de Alemania. Las autoridades germanas aprovecharon el momento para reconocer su herencia cultural, y para exigir a los rusos la devolución, pero una vez terminada la exposición, las obras robadas por el Ejército Rojo fueron guardadas como “arte almacenado en condiciones de guerra”.
 
El gobierno ruso aprobó una ley en 1999 por la que se declaraba propietario del botín de guerra, y está dispuesto a borrar todo rastro para que sea imposible probar la procedencia de esas obras de arte.

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