Coaliciones de perdedores

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¿Tiene derecho a gobernar quien ha sido derrotado en las urnas? Hay cosas que desafían enteramente al sentido común. Una de ellas es el reiterativo proceso de las coaliciones post electorales en España. Un partido gana sin mayoría absoluta; como le falta la mitad más uno, los partidos perdedores se coaligan para obtener esa cifra y forman gobierno; así se produce una situación en la que no gobiernan quienes han ganado, sino quienes han perdido. Casi todos los políticos defienden este sistema: dicen que es completamente legal. Lo será, sin duda, pero también es completamente irracional, y habría que preguntarse si algo que es irracional puede legítimamente ser legal. El sistema de formación de mayorías mediante pactos post electorales es consecuencia de un concepto imperfecto de la democracia: no se hace con el poder quien ha sido más votado por los ciudadanos, sino quien ha sido más votado por los cargos electos. El voto que decide no es el voto originario del electorado, sino el voto secundario, posterior, de quienes han obtenido un acta de concejal o diputado. Es un sistema de cooptación cuya legitimidad democrática se basa en que los que cortan el bacalao han sido elegidos por los ciudadanos, pero ¿han sido elegidos para eso? ¿No sería más democrático que el poder fuera consecuencia directa del voto popular, y no emanación indirecta, carambola de pacto? Tiene sentido que un partido que vence sin mayoría absoluta pacte con formaciones menores para conseguirla; también tiene sentido que un partido vencedor gobierne sin mayoría absoluta. ¿Pero tiene sentido que todos los partidos derrotados en las urnas gobiernen por mor de un pacto de poder contra el partido más votado por el pueblo? Pensamos que no. La democracia es más completa cuanto más directa, y más insuficiente cuanto más indirecta. En España es demasiado indirecta, demasiado insuficiente.

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