“Sebastiangate”: alguien debe dimitir

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Las revelaciones de Manuel Conthe, ex presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), no pueden quedarse en un simple escándalo de superficie. El responsable de la Oficina Económica del Gobierno, Miguel Sebastián, utilizó su cargo para filtrar información confidencial y ejecutar una venganza privada contra el presidente del Banco que en el pasado prescindió de sus servicios. Eso es una barbaridad. Y se suma a las irregularidades constatadas en esa misma Oficina a propósito de la opa de Gas Natural sobre Endesa. Ahora mismo está en cuestión todo el aparato económico del Gobierno. Está en cuestión Miguel Sebastián, un personaje que habría usado un cargo público para ventilar venganzas personales filtrando información oficial, y que no puede seguir siendo el candidato del Partido Socialista a la alcaldía de la capital de España. Está en cuestión Carlos Arenillas, un vicepresidente de la CNMV, órgano supuestamente neutro, que en realidad habría estado trabajando para el Gobierno, y ello no para desarrollar una determinada política, sino para amañar tejemanejes de baja estofa entre las alcantarillas del partido y los desagües de las finanzas. Está en cuestión la Oficina Económica del Presidente del Gobierno, que con Zapatero no ha sido ni una oficina presupuestaria ni un gabinete de estudios, como los departamentos homólogos creados en anteriores legislaturas, sino que ahora estaría siendo un comisariado político superpuesto al Ministerio de Economía y dedicado a trabajos más próximos al tráfico de influencias y de información que a otra cosa. Está en cuestión Pedro Solbes, Ministro de Economía y vicepresidente (económico) del Gobierno, responsable político directo, en el mejor de los casos por omisión, de todo cuanto ocurra en la esfera gubernamental en esa materia. Y está en cuestión, por supuesto, el presidente Zapatero, responsable de los nombramientos de Sebastián, Arenillas y Solbes, y del funcionamiento de la Oficina Económica que él mismo instituyó. El Gobierno tiene que demostrar que todo eso no es verdad. Y por favor, que no se escapen con un nuevo golpe de la “Operación Malaya”.

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