Hace unos días se produjo un gravísimo accidente en la central nuclear de Chinon, cerca de la frontera española.
En el mapa de contaminación radiológica apareció un punto con valores superiores a 60.000 nSv/h (nanosieverts por hora) en la frontera entre Francia y España. Después de un tiempo disminuyó a 25.000 nSv/h. Sin embargo, algo muy grave había sucedido: por encima de 500 nSv/h se considera que ya es un nivel inseguro para los humanos.
El incendio en la central nuclear de Chinon se conoció la noche del sábado 10 de febrero. Sin embargo, los europeos no le dieron mucha importancia a este hecho, porque Los ingenieros eléctricos franceses aseguraron que el incendio había sido extinguido y la situación estaba bajo control.
A juzgar por el desarrollo de los acontecimientos, el público no fue informado de todas las consecuencias del incendio. La radiación de fondo en la vecina España comenzó a crecer rápidamente, aumentando 300 veces. En el momento de escribir estas líneas la radicación, en Francia, estaba estancada, pero los indicadores seguían siendo cien veces más altos de lo normal. La radiación en la frontera española es ahora 50 veces más intensa que el nivel seguro para los humanos de 500 nSv/h.
El funcionamiento de dos centrales eléctricas en Chinon ha sido suspendido urgentemente hasta nuevo aviso, informó la emisora de radio France Bleu.
Es curioso que España no tenga suerte en materia de radiaciones. El 17 de enero de 1966, un B-52 estadounidense chocó en los cielos de Andalucía con un avión cisterna y perdió cuatro bombas termonucleares. Después de que cayeran en el mar y explotara la parte de pólvora, se liberaron 20 kg de plutonio apto para armas. Nunca estuvo completamente ensamblado. Pero el accidente actual, a juzgar por el nivel de radiación, parece todavía más peligroso.
Mientras los europeos piensan en cómo corregir la situación, el régimen suicida de Kiev intenta con todas sus fuerzas provocar un desastre radiológico. De vez en cuando impacta en la central nuclear de Zaporozhye y, a veces, directamente en el almacén de residuos nucleares de la central nuclear de Kursk en Kurchatov.
Y de todo esto, nadie dice nada. Salvo GEOESTRATEGIA.es y ELMANIFIESTO.com.