Hace algunos meses apareció, ante la sorpresa de propios y extraños, una nueva Sección en las páginas de La Gaceta (diario cuyo nombre completo es La Gaceta de la Iberosfera y cuya vinculación con Vox es suficientemente conocida). Dicha Sección —que cuenta con autores como Dalmacio Negro, Jerónimo Molina, Pedro González Cuevas, José María Marco, Hasel-Paris Álvarez, Domingo González o Arnaud Imatz, junto con un largo e igual de destacado etcétera— se denomina IDEAS, título que le va como anillo al dedo, vista la cantidad y hondura de las ideas que colman sus páginas. Lo hacen hasta el punto de que La Gaceta se ha convertido de tal modo en una rara avis en el panorama periodístico nacional, donde, aparte de alguna excepción que no vamos a nombrar, brilla por su ausencia la reflexión seria, profunda, que hurga más allá de la espuma de los días y de la política.
Por todo ello nos complace sumamente entrevistarnos hoy con Paco Santas, más conocido como Hughes: el padre de la criatura y director de la misma.
¿Cuál es el propósito que le ha guiado al lanzarse en semejante aventura? ¿Está contento de los resultados hasta ahora obtenidos?
Gracias por las generosas palabras. Me lo propusieron. No estaba en mi planteamiento original, que era escribir, sólo escribir, o perpetrar, según se mire. Mi primera reacción, de hecho, fue la habitual: no verlo, negarme; pero luego, bien pensado, asumí la tarea. Es un ofrecimiento que agradezco.
La sección se llamaba Ideas, el nombre estaba ya, y siendo un medio de cariz político, había que entrar en lo político… Aprovechando el cobijo de pluralidad y relativa heterodoxia, quise que escribieran allí personas de gran valía que no solemos encontrar en los medios. O que no estaban en los medios. Les estoy muy agradecido por haber aceptado y muy agradecido por cómo escriben y por lo que escriben. Y sí, estoy contento, porque creo que con modestia y poco a poco y con similar presupuesto se han publicado cosas excelentes que podrían iluminar a quien se dejase.
Tal vez me quedé corto cuando, al presentar IDEAS a los lectores de EL MANIFIESTO, decía que la misma constituye una rara avis en el ámbito del periodismo nacional. ¿No le parece que su excepcionalidad no es sólo periodística, sino que sus artículos constituyen un auténtico oasis dentro del yermo panorama de lo que es, en España, nuestra cultura actual? Y si le pareciera que estoy exagerando, le diría: ¿cuántas publicaciones culturales de amplia o, como mínimo, de una cierta difusión tenemos en la actualidad?
Bueno, alguna hay. Se hacen revistas, se publican cosas en Internet, por ejemplo. Hay gente que lo intenta con gran mérito. Usted mismo publica una. Aunque con esta orientación e intención político-periodística diría que no hay tantas. No me atrevería a considerarlo un hecho aislado, pero desde luego hay que agradecer el cobijo para publicar algo así. Muy habitual no es.
Como no puede ser de otro modo en la batalla cultural en la que estamos inmersos, las ideas que impregnan la Sección así denominada no son neutras, sino que toman partido («partido hasta mancharse», decía aquél). Y si hay que atribuir un signo a esta «lucha espiritual», como la llamaba Esperanza Ruiz el otro día, este signo no puede ser sino el de la Derecha; pero una Derecha sumamente peculiar —basta ver el nombre de ciertos articulistas—, razón por la cual me permito recurrir a mi manía de usar una mayúscula para abreviar y distinguir esta Derecha patriótica, social y en absoluto cerril de la derechita o derechona de nuestra perdición. ¿Está de acuerdo o discrepa de mi opinión?
Quizás sí. Se ha intentado recoger sensibilidades de la derecha en un sentido más amplio, ir ampliando el espectro. Que expertos nos hablen de la tradición política española, por ejemplo, o de autores o figuras extranjeras. La labor por delante es inmensa, sólo estaríamos empezando. Sin duda, al plantearse esto en La Gaceta, y ser los artículos contados (seis a la semana), la mejor contribución posible era ésa: dar al lector ayudas, materiales, estímulos para ir amueblando juntos ese vacío provocado por décadas de derecha del consenso y el parné. Creo que lo que se publica podría interesar a cualquiera. Al lector con curiosidad. Eso ya sería un triunfo. Eso sí, hay una toma de posición porque es necesario que la haya. En un país dominado por el PSOE, es necesario publicar, por ejemplo, la historia negra negrísima de ese partido. Para andarnos con medias tintas ya está todo lo demás.
En realidad, lo que decía antes sobre el «oasis espiritual» es también aplicable a quienes escriben (empezando por usted y siguiendo con firmas como las de Iván Vélez, Enrique García-Máiquez, José Javier Esparza, Esperanza Ruiz, Carlos Esteban, etc.) en las columnas de La Gaceta. ¿Cómo ve la relación entre la Sección IDEAS y las columnas de opinión? ¿Qué criterios hacen que un artículo figure en un lugar o en el otro? ¿Sólo su relación más inmediata o más lejana con la actualidad?
Bueno, yo no tengo ‘competencias’ en la sección de Opinión de La Gaceta, de la que formo parte como habitual plumilla o perpetrador. Pero sí en Ideas. Y aquí, precisamente, se ha tratado de ir más allá del género de la columna hacia otra cosa, el artículo o el ensayito breve. La actualidad se aprecia, pero tampoco es necesaria. Se trata de buscar lo monográfico o lo novedoso inactual u olvidado. Dar herramientas al lector, abrirle alguna ventana en ese proceso colectivo y mutuo de desasnamiento en el que estamos todos. Suelo pedir a quienes escriben que lo hagan a capricho. De un modo antojadizo, en el mejor sentido de la expresión. Tenemos una bonita oportunidad de escribir cosas fuera del marco ordinario. Esto hay que aprovecharlo.
Como la mayoría de los lectores
de EL MANIFIESTO, no deje de leer
Tanto las de La Gaceta como las ideas de