Bajo la presión de Chega!, el partido de los patriotas portugueses, Alianza Democrática (el equivalente de nuestro PP) se ve forzada a tomar medidas destinadas a luchar contra la invasión migratoria. Así, el ministro de la Presidencia, António Egrejas Leitão Amaro, anunció el pasado 23 de junio medidas significativas para luchar contra el fuerte aumento de la inmigración registrado recientemente. «Los portugueses no nativos de Portugal ya representan el 16 % de la población», titulaba recientemente el diario portugués Diário de Notícias, añadiendo que aún hay «230 000 solicitudes de nacionalidad pendientes».
Una inmigración que se dispara
En los últimos ocho años, Portugal ha naturalizado a más de 250 000 personas, principalmente brasileños, angoleños, caboverdianos, británicos e indios. En relación con la población total de Portugal, que actualmente es de 11 millones de habitantes, «el porcentaje [de portugueses fuera del país] no es muy diferente al de otros países europeos, pero la particularidad de Portugal reside en el crecimiento muy importante y muy rápido de este porcentaje», explicó Pedro Góis, director del Observatorio de Migraciones, al Diário de Noticias.
En este contexto de reciente y fuerte aceleración del flujo migratorio se inscribe la decisión del Gobierno de la AD (Alianza Democrática) de endurecer las condiciones para obtener y conservar la nacionalidad portuguesa. Tras su Consejo de Ministros del 23 de junio, el Gobierno anunció una modificación de la ley de nacionalidad portuguesa, explicando, según informó el sitio web portugués SIC Noticias, que se trataba de poner fin a «siete años de inmigración incontrolada», pero que esta reforma se llevaría a cabo «respetando la Constitución» y los «valores humanistas».
En concreto, la reforma se centra en tres puntos principales:
Creación de una policía de fronteras
Portugal se dotará de una unidad nacional de extranjería y de policía de seguridad pública (PSP). Esta unidad tendrá como misión controlar «las entradas en las fronteras», realizar «verificaciones en todo el territorio» y «proceder a la detención y devolución de quienes no respeten las normas».
Modificaciones de la ley sobre la nacionalidad
Para que un niño nacido de padres extranjeros obtenga la nacionalidad portuguesa, estos deben solicitarla (ya no es automática) y acreditar al menos tres años de residencia legal. Para obtener la naturalización, el período mínimo de residencia legal pasa de cinco a siete años para los ciudadanos de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) y a diez años para las personas procedentes de otros países. Este plazo se calcula a partir de la fecha de obtención del permiso de residencia.
La obtención de la naturalización estará además condicionada al «conocimiento suficiente de la lengua y la cultura portuguesas» y de los «deberes y derechos fundamentales» de la nacionalidad portuguesa y de la organización política de la sociedad. Por último, se denegará la naturalización si el solicitante ha sido condenado a una pena de prisión. Del mismo modo, se podrá retirar la nacionalidad a los naturalizados que hayan cometido delitos (delitos contra el Estado o delitos violentos, como homicidios o violaciones). También se prevén disposiciones especiales relativas a la inmigración laboral y la llegada de profesores e investigadores.
Reagrupación familiar
El Gobierno desea que la reagrupación solo se conceda para la llegada de hijos menores de edad y únicamente tras dos años de residencia legal del solicitante. Los cónyuges no podrán beneficiarse de una medida de reagrupación y deberán recurrir a otras vías para poder venir. Además, la reagrupación familiar se concederá bajo la garantía de una «vivienda adecuada», medios de subsistencia «suficientes» (excluidas las prestaciones sociales) y el cumplimiento de las «medidas de integración» (aprendizaje del portugués y asistencia a la enseñanza obligatoria).
Presión de la sociedad y del partido Chega!
¿Es casualidad el endurecimiento significativo de las disposiciones sobre inmigración por parte del Gobierno portugués? «El hecho de que los patriotas del partido Chega hayan obtenido unos sesenta diputados y un vicepresidente en la Asamblea no ha podido sino influir en esta decisión», declaró la diputada francesa Lisette Pollet. Pero para esta diputada del RN (el partido de Marine Le Pen), que tiene familia en Portugal, «todo esto revela un cambio más profundo en la población portuguesa, que, al igual que los franceses aquí, ya no soporta las diferencias de trato con los inmigrantes». De hecho, «los portugueses han hecho esfuerzos, se les ha pedido que hagan sacrificios y, en un momento dado, ven que el dinero se malgasta en inmigración y dicen que ya no es posible», prosigue Lisette Pollet, para quien esta reacción portuguesa es «un poco, por así decirlo, «los nuestros antes que los demás»».
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