25 de abril de 2025

Director: Javier Ruiz Portella

Somos una civilización. Somos un destino

¿Y si comprender el destino de Europa supusiera comprender primero qué es una civilización? Desde hace más de medio siglo, el concepto mismo de civilización parece estar vetado. A fuerza de invocar valores universales, se ha querido hacer desaparecer las estructuras históricas concretas que dan forma a los pueblos. Sin embargo, nada puede borrar lo que la historia nos enseña con constancia: la humanidad no es un todo unificado, sino un mosaico de civilizaciones en tensión, a veces en conflicto.

Ésta es la idea que despliega el historiador y filósofo del derecho polaco, Feliks Koneczny. Desarrolla una concepción original de la civilización: no como un logro moral o técnico, sino como un método de organización integral de la vida colectiva, arraigado en una visión específica del mundo. Lo articula sobre esta evidencia: no se puede pertenecer a varias civilizaciones a la vez. «No es posible ser civilizado de dos maneras», escribe. El pluralismo cultural no es, por tanto, un ideal, sino una ilusión peligrosa. Cuando coexisten en un mismo territorio, las civilizaciones se oponen, chocan y la más coherente prevalece.

En una síntesis clara y estructurada, el filósofo belga Antoine Dresse reproduce las grandes líneas de este pensamiento aún demasiado desconocido en Europa occidental.[1] Pone de relieve su poder conceptual y su extrema pertinencia en una época de grandes migraciones, relativismo generalizado y pérdida de referencias fundamentales. Koneczny muestra así que cada civilización tiene su propia lógica. La civilización latina, la única capaz de articular la libertad individual, la justicia y la trascendencia, se encuentra hoy amenazada, no por un adversario externo, sino por el abandono progresivo de sus propios principios.

Rechazando las visiones cíclicas de Spengler y las lecturas geopolíticas reduccionistas, Koneczny propone una filosofía histórica basada en la responsabilidad y la ética. A través de él, reaparece otra forma de pensar la historia y de inscribirse en el largo plazo: una forma exigente, pero fecunda.

Al efectuar esta edición, el Instituto Iliade recuerda que la conciencia civilizatoria es el primer paso hacia un renacimiento europeo. En un momento en el que todo parece tambalearse, este libro nos invita a recuperar la verticalidad de la mirada, a discernir las líneas profundas, a reconectar con nuestra larga memoria. Porque la civilización no es un decorado. Es un destino.

  1. Lo hace en el libro La guerre des civilisations (La Nouvelle Librairie/Institut Iliade, París, 2025)

 

Y somos también un saber, una cultura:

                      

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