11 de marzo de 2025

Director: Javier Ruiz Portella

Para Dugin, Donald Trump es un César Augusto del siglo XXI

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 Aleksandr Dugin (el apócrifo ideólogo de Putin) acaba de publicar un libro sobre el presidente de EE. UU. Vierte sobre él los más encendidos  elogios, calificando sus cambios de «una revolución monumental, quizás más significativa que 1991 o 1917 en nuestro país. Es un cambio total de paradigma».

 

En medio del desorden que hoy impera a nivel mundial un nombre resuena con fuerza no sólo en su país, Rusia, sino también en otras naciones, como Estados Unidos y Argentina: Aleksandr Dugin. Muy conocido en Rusia, en Moscú se dice que, cuando Dugin habla, Putin ejecuta.

Dugin es autor de numerosos libros que, entre otras cosas, remiten a la noción de la multipolaridad, basada en la idea de que existen varios “Grandes Poderes” en el mundo que están destinados a regir los destinos de la humanidad, siendo uno de ellos la Gran Rusia. Otros Grandes Poderes son Estados Unidos, China, India, e Hispanoamérica.

 

Dugin y Putin

Se suele comparar a Dugin con Rasputín, el asesor personal del zar Nicolás II y de su esposa Alexandra, pero él niega tener cercanía con Putin, algo que sí refrenda el periodista estadounidense Douglas Farah, quien afirma que “Putin, en lo personal, no tiene una cercanía, digamos de amistad, con Dugin; no se ven juntos, pero el primero apoya los think tanks que ha armado Dugin con la Iglesia ortodoxa y ofrece mucho apoyo estatal a los esfuerzos de Dugin”. Según dicho periodista, “Dugin comienza su carrera académica en los años 90, después de la caída de la URSS, cuando comienza a escribir describiendo cómo era el imperio ruso y su grandeza, lamentando la caída de la Unión Soviética por lo que significó de derrota y humillación de Rusia ante el mundo”.

Como consecuencia de ello Dugin llega muy cerca de Putin y, a través de él, también de los grupos más conservadores de la Iglesia ortodoxa rusa, con los que ambos se lanzan a la batalla cultural , proclamándose antigay, anti-LGBTIQ+, antiinmigración, etc.

 

Trump, ese revolucionario

Hace sólo algunos días, Dugin publicó su último libro: The Trump Revolution: A new order of great powers, donde figuran una serie de entrevistas y artículos suyos en donde analiza el primer mes y medio del segundo mandato del presidente de EE. UU., a quien Dugin califica como “un nacionalista antiliberal”, afirmando que “el nacionalismo antiliberal se ha convertido en el eje del movimiento MAGA (Make America Great Again)” y aseverando que, de ahora en adelante, EE. UU. solo reconocerá a otros “grandes poderes como Rusia, China e India”.

Según Dugin, una palabra clave para comprender a Trump y Putin es “desacoplamiento”. En ese ese sentido, asegura que Trump se está “desacoplando” de los demás países, del mismo modo como Rusia lo tuvo que hacer forzadamente a partir de las sanciones que recibió en 2022, después de iniciarse “la operación especial de Ucrania”, lo cual llevó a Rusia a convertirse “en una autarquía forzada, mitigada por su fortaleza y por los lazos que forjó con países no occidentales”, lo que, según Dugin, “representó un paso decisivo hacia la restauración de su soberanía geopolítica plena”.

Más allá de eso, su visión sobre el futuro es apocalíptica: “Rusia cree que ha sido atacada por Occidente. Nos vemos a nosotros mismos, en el futuro, envueltos en una guerra con un Occidente provisto de armas nucleares”. Según él, Putin “está en contra del orden mundial unipolar, fundado en la hegemonía liberal occidental, a la que el presidente Putin ha opuesto un no rotundo”.

Aleksandr Dugin tampoco escatima elogios hacia Trump, de quien dice que “es vibrante, único, impulsivo y con una personalidad de fuerte voluntad. Pese a su edad, sigue en buena forma: apasionado, enérgico y vigoroso”. En el ámbito ideológico señala que lo que define a Trump es su oposición al globalismo y al liberalismo en todos los niveles, en todas las esferas, en todo sentido”. Asimismo, indica que Donald Trump y su ideología rechazan “cualquier noción de internacionalismo, cualquier retórica sobre los llamados ‘valores humanos universales’, democracia mundial’ o ‘derechos humanos’. Su único imperativo es América y su bienestar. Aquellos que se alinean con su visión son amigos o aliados; quienes se oponen son enemigos”.

Asimismo, argumenta que el gobernante estadounidense quiere “desacoplarse” del sistema que impera desde el tratado de Yalta y que, para ello, busca “desmantelar todas las institucionales internacionales que simbolizan los últimos ochenta años: la ONU y las estructuras globalistas como la OMS y USAID, incluso la OTAN”.

Y no se detiene: “Trump ve a Estados Unidos como un nuevo imperio y a él mismo como un Augusto moderno, en referencia a que Augusto terminó en Roma con la república decadente”. En ese contexto, considera que “la Unión Europea es tanto un adversario ideológico como un competidor geopolítico”, afirmando que “con el Occidente ahora dividido, Moscú se aferrará a su soberanía con aún más firmeza; pero también lo hará Trump. Él tiene su imperio; Rusia tiene el suyo”. Quizás, advierte, en algún momento puedan colisionar, pero será en un contexto nuevo, que define como “el mundo de los grandes poderes del posglobalismo”.

 

El odio a los liberales

Quizás una de las partes más sorprendentes del libro es la que Dugin dedica al liberalismo, del cual dice que “debe ser reconocido como una ideología criminal y extremista, agregando que, “a nivel planetario, es tiempo de condenar al liberalismo como tal y la sentencia es a muerte”.

Haciéndose eco de lo declarado por Trump y sus cercanos (como Elon Musk), Dugin afirma que “los trumpistas han asestado un golpe mortal al corazón del pulpo liberal: USAID”, al que culpa de financiar terrorismo, extremismo, asesinatos, golpes de Estado y muchas otras calamidades. Pero se trata de una guerra que sólo está comenzando y más adelante “Trump planea auditar el Pentágono y la CIA, desmantelar el Departamento de Educación y reformar el sistema de la Reserva Federal. Ha cortado una cabeza de la hidra, pero quedan muchas con las que deben lidiar Elon Musk, DOGE y Ron Paul. Ésta es una revolución monumental, quizá más significativa que 1991 o 1917 en nuestro país. Es un cambio total de paradigma”.

Como es lógico, Ucrania es otra de sus obsesiones, pues entre otras cosas culpa al gobierno de ese país de estar detrás del atentado que en 2022 le costó la vida a su hija, la periodista Darya Dugina, que fue asesinada por medio de un coche bomba, aunque muchos —como Douglas Farah— creen que el objetivo del ataque era en realidad Dugin.

Sobre Ucrania afirma que el objetivo final de la “operación militar especial” es tomar Kiev, la capital, pues Rusia tiene como objetivo continuar su cooperación con otros “grandes poderes” para construir un mundo multipolar, en el que “Ucrania no tiene lugar”.

© El Mostrador


 

«Una revolución, un cambio de paradigma»,
dice Dugin

Lo mismo dice nuestra revista:
«Hacia el fin de la supremacía occidental»
¿Aún no la ha comprado?

 

                       

 

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