Se trata de un inmenso escándalo que ha puesto patas arriba a una parte de las clases políticas de Europa y Estado Unidos, mientras que a la otra la ha dejado en silencio. Confirma la creciente fragilidad de la libertad de expresión en las democracias occidentales, sin alharacas ni fanfarrias. La prueba de que el Gran Hermano ya no es sólo ficción.
En un momento en que se acaba de detener en Francia al CEO de Telegram, en que el grupo Meta cierra en Francia las cuentas de varios medios de comunicación patrióticos y en que Breton, el comisario de la UE, amenaza abiertamente a Elon Musk y a X, el jefe de Facebook, Mark Zuckerberg, admite que ha sido objeto de presiones políticas, y no pocas. Y que se arrepiente de ello… El duro interrogatorio del senador republicano Ted Cruz en una comisión del Senado estadounidense y el cúmulo de pruebas acumuladas no dejaron otra opción a Zuckerberg.
Así que el 27 de agosto, la red X de Elon Musk recibió un tuit. Procedía del Comité Judicial de la Cámara de Representantes (GOP, Grand Old Party, republicano), el comité permanente de la Cámara de Representantes estadounidense encargado de supervisar la administración de justicia en los tribunales federales.
Una gran victoria para la libertad de expresión
Este organismo oficial hizo pública una carta del creador de Facebook al presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes. En esta carta, Mark Zuckerberg admite que la administración Biden-Harris presionó a Facebook para que censurara contenidos en la época de la epidemia de Covid-19. También admite que cedió a las presiones en varias ocasiones, privando así a los ciudadanos estadounidenses de su derecho constitucional a una información libre y transparente… Por último, Zuckerberg admite que Facebook encubrió el famoso asunto del ordenador portátil de Hunter Biden, hijo del presidente de Estados Unidos, al que se le encontraron documentos comprometedores. Esta admisión y el compromiso de Zuckerberg de respetar la privacidad de sus suscriptores representan «una gran victoria para la libertad de expresión», según el Comité Permanente de la Cámara de Representantes.
La censura, un peligro absurdo
Aunque la noticia ha sido ampliamente difundida en Europa y Estados Unidos, los políticos no se apresuran a hacer comentarios. La eurodiputada de RN Virginie Joron concluyó en un mensaje X: «La libertad de expresión bajo el pretexto de “combatir la desinformación” está en peligro en las democracias occidentales». También en X, Marion Maréchal subraya toda la importancia de la confesión. «El mea culpa de Mark Zuckerberg sobre la autocensura de Facebook es un terremoto sin precedentes que contrasta con la deriva totalitaria de muchos gobiernos europeos y de la UE».
Se trata de un nuevo golpe para las numerosas personas que solían tachar de conspiranoico a cualquiera que no estuviera tranquilo respecto a la confidencialidad de sus intercambios en Facebook. La empresa estaba censurando o pasando información al Estado, sin informar por supuesto a los afectados. Un método digno de la República Popular China y de los Estados policiales más eficaces. ¿Es esto lo que reclama el comisario europeo Thierry Breton? En cualquier caso, el expediente abierto a Musk es muy similar.
Los aprendices de censores de la oligarquía globalista deberían meditar sobre estas palabras deTocqueville:
En un país donde reina ostensiblemente el dogma de la soberanía del pueblo, la censura no sólo es un peligro, sino también una gran absurdidad. […]. La soberanía del pueblo y la libertad de prensa son dos cosas totalmente correlativas […]. Entre los doce millones de hombres que viven en Estados Unidos, no hay ni uno solo que se haya atrevido todavía a proponer la restricción de la libertad de prensa.
Estos hombres ya han llegado. ¡Y pretenden encarnar el progreso!