22 de diciembre de 2024

Director: Javier Ruiz Portella

El Parlamento “Europeo” aprueba la culpabilidad histórica del hombre blanco

El pasado miércoles 17 de enero, el Parlamento Europeo (PE) aprobó una propuesta de resolución que pide a los europeos que adquieran una “conciencia histórica ilustrada” (§A). El texto fue elaborado por la Comisión de Cultura y Educación, presidida por la eurodiputada alemana Sabine Verheyen (CDU). También fue la ponente del texto. ¡Y vaya texto! Un ejemplo típico del etnomasoquismo continental que sólo Europa puede producir, y ello so pretexto de que “la historia nunca debe relativizarse, distorsionarse o falsificarse con fines políticos” (§D).

Como los crímenes del nazismo, el comunismo, el fascismo y el colonialismo

(debidamente enumerados en §6) no nos permiten remontarnos mucho más atrás de la era moderna, se enumeran vagos males que se suponen congénitos y que nos permiten transformar la historia de Europa en una serie de fechorías: “las injusticias basadas en el género, las creencias y la etnia han estado arraigadas en la historia europea durante muchos siglos, manifestándose en el antisemitismo y el antigitanismo” (§B); “el chovinismo, los estereotipos de género, las asimetrías de poder y las desigualdades estructurales están profundamente arraigados en la historia europea” (§14).

La solución “transfronteriza”

Frente a estos “horrores del pasado” (§7), la única redención posible es abolir los puntos de referencia nacionales. Esto significa: “anteponer la historia europea y mundial a la historia nacional, y hacer mayor hincapié en una comprensión supranacional de la historia” (§12); concebir “manuales de historia transfronterizos y transnacionales” (§15) para “derribar las barreras nacionales” (§22); “cuestionar los estereotipos y las vacas sagradas de las historias nacionales” (§7) – ¡Uy!, “eso es un poco racista, ¿verdad, Sra. Verheyen?

Es difícil imaginar cómo serán estos libros de texto transfronterizos en manos de escolares que no saben datar la Revolución francesa o la Redada nazi del Velódromo de Invierno. Pero no se trata de eso, ya que el enfoque será “multicultural y sensible al género en la enseñanza de la historia”, para “luchar contra la marginación de las mujeres y otros grupos de la sociedad infrarrepresentados en la historia” (§14). De hecho, el ámbito nacional sólo se tolera en el contexto de una “autorreflexión crítica” (“sobre la historia y la responsabilidad histórica a nivel nacional”, §26).

¿Un riesgo de… negatividad?

En un momento dado, la resolución admite que “la preocupación de la UE por contar su historia en negativo corre el riesgo de alimentar una concepción teleológica, simplista y maniquea de la historia”; el resultado sería un “mito fundador negativo” (§7). ¿No? Por supuesto, cuando sacas de la historia europea el arte y la arquitectura, la ciencia y los inventos, el descubrimiento del globo guiado por la curiosidad, el arte de vivir y el valor militar, el respeto al individuo y el altruismo fundados en la fe cristiana, el Papado, el Imperio y muchos reinos, sí, por supuesto, hay un amargo trasfondo de negatividad.

Habiendo depositado nuestra historia en el lecho de Procusto del wokismo, este informe sólo da lugar a una resolución etnomasoquista que fue, por consiguiente, aprobada. Fueron 409 los eurodiputados que votaron a favor, frente a 165 que votaron en contra y 35 que se abstuvieron, lo cual constituye una forma débil de mostrar su desacuerdo con el texto sin molestar a Sabine Verheyen: pertenecen al mismo grupo, el PPE. Pero dada la vileza del texto, que convierte al hombre blanco en culpable en cada generación, lo cual sólo puede concebirse a la luz del odio a sí mismo, esta abstención es difícil de aceptar.

© Boulevard Voltaire

 

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