Un alto dirigente pepero se ‘casa’ consigo mismo

Para castigar a Narciso por su gran engreimiento que le llevaba a rechazar a todas sus pretendientes, los dioses —relata el Mito— hicieron que se enamorara de su propia imagen reflejada en un estanque. Absorto en su propia contemplación, acabó arrojándose a las aguas.

Quien no se lanzó a las aguas de ningún estanque, pero sí a las del narcisismo woke más grotesco fue Stephane Soriano, alto cargo del PP y director general de Diversidad (¿qué será eso?, diversidad nupcial seguro que no) de la Generalidad valenciana, quien se casó el otro día en Molí del Ballestar… consigo mismo.

Ni novio, ni novia, ni nada de esas patrañas propias de casposos tiempos. Amigos, amigas y amigues, eso sí, y a mansalva, y los padres del autonovio también, y la vicepresidenta del Consejo de la Generalidad, y altos cargos peperos de la Consejería de Bienestar Social, y mucha alegría por todas partes, y enorme felicidad que lo envolvía todo, mírenles las caras, qué ufanos y radiantes están todos y todas, qué satisfechos y satifechas de haberse conocido, ¡ji, ji!, ¡je, je!, hay que ver qué buen partido ha hecho el novio, ¡está tan feliz así!, y menuda noche de bodas que va a pasar dándole solito al manubrio, lo único que cuenta es su felicidad y su yo,«¡yo, yo, yo y nada más que yo!», ¿por qué criticar que haya decidido ser feliiz?, ¿en nombre de qué prohibírselo? ¿No veis, fachas más que fachas, que él y nadie más que él lo ha decidido? Y la Soberana Decisión lo es todo, no hay más ley.

No es la primera vez ni mucho menos que, en los reinos del solipsismo narcisista, se han celebrado autobodas en la que la contrayente (hasta ahora era cosa sobre todo de feminas) contraía ‘matrimonio’ consigo misma. Ya hablamos de ello en otro artículo publicado hace cosa de un año, y, como, salvo detalles, nada nuevo puede decirse sobre la degeneración del ‘Último Hombre’, a dicho artículo les remitimos.