17 de julio de 2025

Director: Javier Ruiz Portella

Don Domingo, el anciano de Torre Pacheco apaleado por los moros (ya detenidos, aunque no se sabe por cuánto tiempo)

Torre Pacheco, ¿la Covadonga del siglo XXI?

Harán todo lo posible e imposible por impedirlo; lo más probable es que lo consigan, pero Torre Pacheco —esa admirable localidad murciana de 40.000 almas, un tercio de las cuales son mahometanas— bien podría, si nuestra gente tuviera otras agallas, si los medios de envilecimiento de masas no las engañaran e idiotizaran, marcar el hito de un gran, de un enorme comienzo: la reconquista de España para los españoles.

Los hechos son suficientemente conocidos, pero los vamos a resumir para nuestros amigos del otro lado del Atlántico. El pasado miércoles 9 de julio el señor Domingo (nadie, curiosamente, ha indicado su apellido) fue salvajemente apalizado por tres moritos que le dejaron la cara como un Ecce Homo. ¿Lo agredieron tan brutalmente para… robarle? No, en absoluto. Lo agredieron, primero, por lo que François Bousquet llama «el racismo antiblanco». Y lo agredieron también por algo mucho peor aún: ¡para divertirse! Para divertirse y ganar con suerte el premio de un juego con apuestas al que se dedica la juventud moruna del lugar. Gana quien dé la mayor paliza a un anciano español de Torre Pacheco —¡sólo vale si es anciano!, ¡miserables cobardes!—.

Pero esta vez les salió el tiro por la culata. Esta vez la gran paliza propinada al pobre de don Domingo constituyó la gota que colmó el vaso. Esta vez no pasó lo que lleva pasando en los cientos o miles de agresiones, robos, violaciones, asesinatos… cometidos en los cuarenta años (casi tantos como los del Régimen) que dura la nueva y nunca acabada invasión. Esta vez no sucedió lo de siempre: que nadie o casi nadie mueva un dedo (y si es la policía quien lo mueve, los detenidos suelen salir raudamente del talego). Esta vez no sucedió esto; esta vez la gente de Torre Pacheco se lanzó como un solo hombre a la calle. Se montaron patrullas vecinales provistas de rudimentarias armas con las que defenderse de los agresores o con los que atacarlos de ser necesario. Gente de toda España, movilizada por las redes sociales, acudió también a la ciudad en la que, desde hace una semana, noche tras noche, la revuelta popular ha estado campando por unas calles donde se han sucedido unos disturbios que, si no han llegado a más, ha sido porque, interponiéndose entre ellos y los nuestros, las fuerzas de la Guardia Civil lo han impedido.

 

La reconquista de España para los españoles

¿Puede marcar Torre Pacheco el inicio de una reconquista que pasa inevitablemente por la remigración de todo el conjunto de delincuentes e ilegales que han invadido nuestra patria? Al menos simbólicamente, al menos como señal de que no sólo se debe, sino que se puede resistir a la invasión (o lo que es lo mismo: se puede hacer frente a la Gran Sustitución étnica y cultural que la invasión representa), no cabe duda de que Torre Pacheco marcará un hito en lo que será, si no queremos desaparecer, un largo, un duro combate por reconquistar España para los españoles. Es decir, para los españoles de hoy, para los españoles de ayer y para los de mañana.

Sí, para los de ayer también. También con ellos hay que restablecer ese vínculo que la modernidad (¡no sólo el socialismo, señores liberales: ustedes también!) ha querido romper quebrando nuestra historia y desgajándonos de nuestro pasado.[1] De este pasado milenario que, engarzado con nuestra identidad y nuestra civilización europeas, nos define y nos hace ser lo que somos y como somos.

 

  1. Para ello, todos los medios han sido y son buenos: hasta la mofa y ridiculización de nuestro pasado. ¿Se acuerdan, amigos, de aquel infame libro titulado El florido pensil, que convertido en obra de teatro y luego en película alcanzó (no hace tantos años) el más clamoroso éxito por parte de las masas?

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