4 de marzo de 2025

Director: Javier Ruiz Portella

¿Por qué poetas en tiempos de zozobra?

«¿Por qué poetas en tiempos de zozobra?», se preguntaba Hölderlin y recordaba tantas veces Heidegger. ¿Por qué poetas? Precisamente por eso, porque los tiempos son zozobrosos y la voz honda y punzante del poeta se hace más necesaria que nunca. 

Nos llegan a Ediciones El Manifiesto, donde acaban de ser publicadas, esas «Fresas salvajes» del poeta César Molinero: unos poemas traspasados por el dolor y transidos de belleza —de la implacable, ansiosa búsqueda de lo bello y de su inquietante fulgor—. Cosa lógica, este encabalgamiento de ambos. Baste recordar aquello que decía Rilke: «Lo bello no es más que el comienzo de lo terrible». Pero de ahí, de este entrecruzamiento entre lo bello y lo terrible, lo que surge no es en absoluto ni descomposición ni caos. Lo que estalla es precisamente luz, claridad, ser; y, paseándose enigmáticamente entre ellos, el «solo dios que nos puede salvar» que evocó en su día Heidegger.

Y, como muestra, un botón: el de estos tres poemas que hemos escogido. El primero bebe manifiestamente en Heidegger. En todos, la puntuación es «poética» y no normativa.

 

MITOLÓGICAS XIII

El árbol alza su copa de esmeraldas

un claro se abre en el bosque

el bosque se ilumina por lo que acontece:

el recuerdo de un olvido —

así se iniciará la salvación por el dios

palabras en la casa del ser

a las que responder desde el árbol

a las que responder desde el bosque

a las que responder desde el ser.

 

MITOLÓGICAS VII

Pura y primordial, un mar minoico:

ardiente inteligencia de las cosas

blancas como nube o mármol:

mente engastada en luces talares,

blancas también, con mirtos y laureles.

El azul de la naturaleza griega

comparte crátera contigo

bajo una sola Idea a mediodía.

 

LIGEIA/ECOS

Ligeia, trémulo mármol

futura clámide sobre tu cuerpo

presentida en la piel —

acariciarte lo es al Tiempo

entre alrededores dormidos

ensortijados en tu cuello —

Ligeia, la de los temores blancos

en más blanco consumida:

el albo resplandor que precede

al columbario de tu voz.

 

NOCHE Y VACÍO III

Donde rompe la ausencia en más ausencia

derrotada rosa negra de espera

deshilada como hielo por la llama

la luz ajena recae sobre las lajas

lustrales de silencio que acogen el murmullo

apagándose tras las sombras del temblor —

hálito que disuelve las formas

como testigos falsos de la Noche incierta

donde rompe la ausencia de la espuma

en el impronunciable vacío de los nombres

sierpes sin sonidos en el cántaro

vacuo del día —

cuándo florecerá la ceguera

en los dormidos capiteles de acanto

cuándo estrecharán los mármoles

la Forma definitiva de la Noche —

el silencio llena las copas de barro

estalladas en la mente

ese dulce cristal roto en la niebla

(ese dulce cristal roto en la lengua)

que cae silencioso sobre escombros de nada.

 

El libro se puede adquirir AQUÍ

al precio de lanzamiento de 10 €

para los lectores de EL MANIFIESTO

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