Un perro (manifiestamente facha) muerde a un mena
que trataba de robarle el móvil a su dueña
La cosa sucedió hace pocos días. Una agresión más, una de las muchas agresiones que se suceden en los aledaños del centro de menores Batán situado en los bosques de la concurrida Casa de Campo de Madrid. Pese a que la víctima llevaba el móvil firmemente sujeto con una cadena colgada del cuello, el “joven” procedente de Jovenladia mora no dudó en acercarse a la víctima y tratar de arrancarle el móvil tirando con fuerza suficiente como para producirle diversas lesiones. Viendo la situación y oyendo los gritos de su dueña, su perro tampoco lo dudó: se abalanzó sobre el mena y le pegó tales mordiscos que aquél tuvo que huir despavorido y sin su codiciada presa.
Gracias a la descripción que la víctima hizo del agresor y a las heridas que éste había recibido, la policía pudo dar con él y detenerle. Al menos… por algunas horas, pues, como suele suceder, no era la primera, sino la cuarta vez en que se pillaba al morito que, en lugar de trabajar duro para pagar las pensiones de quienes tan generosamente lo habían acogido, se dedicaba a agredirles y robarles.
De habernos encontrado en el lugar, ¿cuántos de nosotros habríamos reaccionado tan valientemente como este admirable perro facha?
Otro perro facha (en Reus, esta vez) le arranca el pene
a un senegalés que lo había pateado violentamente
Sigamos con la crónica de los perros facciosos. El hecho sucedió hace algún tiempo en la catalana ciudad de Reus, donde un inmigrante senegalés la emprendió contra un perro al que maltrató violentamente (no se sabe por qué razones, suponiendo que las hubiera) en la calle Santa Teresa de la ciudad. Pero resulta que el animal no tenía nada que ver con el blandengue buenismo que caracteriza hoy a los mamíferos de la raza humana, y se defendió, vaya si se defendió. Tanto que le pegó a su agresor varios mordiscos que alcanzaron sus partes, dañándolas tan gravemente heridas que el senegalés tuvo que ser trasladado urgentemente desde Reus hasta el Hospital Juan XXIII de Tarragona, donde le fue realizada una reconstrucción de su miembro viril.
¿Se entiende ahora por qué el Islam
abomina tanto de los perros?