21 de febrero de 2025

Director: Javier Ruiz Portella

Nosotros, los demoliberales

Se acabará la guerra ucraniana aunque en España puede que quede un maquis que no acepte ni la paz ni la rendición. Esto deberían saberlo Rubio y Lavrov, que muy alegremente negocian sin saber que el Frente Liberalio no se rinde.

La necesidad de luchar sigue viva en la llamada prensa de derechas española. Unos piden abiertamente soldados para Ucrania, lo que incluso Polonia ha descartado (en Varsovia no saben que mañana les van a explicar el comunismo) y en otros la cuestión queda como reflexión: ¿seríamos capaces de luchar? El liberalio español se lo está pensando. Mientras prepara al contribuyente para pagar la factura, calibra la solidez de sus convicciones… «¿Estamos los europeos dispuestos a matar y morir por la libertad?», dijo Cayetana Álvarez de Toledo calándose el chapiri legionario.

No solo morir, también matar por la Libertad. Morir libres, matar iguales. Pero ¿qué será esa Libertad? El economista Lacalle dio una pista: «Carlos Cuesta es un héroe de la libertad».

O sea: eso que el periodista Cuesta hace con heroísmo es por lo que tenemos que matar y morir.

El liberalio español ha dado su auténtica talla con Ucrania. Volvimos a leer y a escuchar la palabra «quintacolumnista». En la prensa se buscaba al enemigo interno, al pagado por Putin, al feliz con la muerte, al sanguinario iliberal. Quienes lo buscaban con su candilito atroz, no es casual, medraron estos años mintiendo al español con lo más sagrado. En las redes surgieron las formas más bajas de la calumnia y la delación. Se desarrolló, a imitación de sus terribles modelos mediáticos, una forma de extorsión política sobre muertos ajenos. La posición era de ventaja: sin riesgo alguno, y sabiendo que la guerra estaba perdida, su poder de presión sobre el tildado de «putinista» no dejaba de crecer.La fiereza woke tenía poco que envidiar. Estos monstruitos no hacían las cosas por la Justicia Social sino por la Libertad, quizás la palabra más castigada del diccionario.

Ahora se produce otro fenómeno. El liberalio español se vuelve antiamericano. Chúpate esa, Revel. No es que el otanero lleve mal las bases yanquis, ¡es que no tiene bastante! ¡Quiere luchar, quiere misiles, quiere mambo nuclear!

Los halcones más halcones gañen en Madrid. Nos habíamos acostumbrado a que personas que lo más que han liberado es espacio en el móvil le explicaran a los rusos la Segunda Guerra Mundial, pero ahora se atreven con los americanos. Feijoo ha pedido hablar a Estados Unidos de tú a tú y como Hitler estaba cogido por Putin, Trump ha sido comparado con Chamberlain y con la ETA, en cumbre del folclore garbancero.

En 2015, Merkel abrió sus fronteras y Trump inició su carrera política. No había que ser muy listo ni tampoco un espía ruso… Es una década ya que la realidad avisa, pero les da igual. Les tendrá que avisar alguien de Génova. Ellos reaccionan como Quijotes que hubieran enloquecido de tanto Churchill y tanto Hitler, de tanto Reagan y tanto Gorbachov.  No dan para más. «Nosotros, los demoliberales» van como regaderas con su gorigori. Pero no nos dejemos engañar porque su medida de la libertad la han dado con Ucrania.

 


 

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