Los pasados 14 y 15 de julio, la mítica casa italiana Dolce & Gabbana presentó sus desfiles Alta Moda y Alta Sartoria. Desde hace doce años, los dos diseñadores han dejado su impronta en la costura italiana con estos desfiles. La casa de moda, fundada en 1980, celebra desde sus inicios su cultura y sus raíces italianas, y este año más que nunca. Desde el Foro Romano el día 14 para las mujeres, hasta el Castello di Sant’Angelo el día 15 para los hombres, los dos modistos han rendido homenaje tanto a la belleza del decoro y la cultura romana antigua como a sus raíces cristianas. En julio de 2025, Dolce & Gabbana propusieron en Roma una reapropiación del patrimonio cultural occidental.
Una reafirmación civilizatoria
En un momento en el que se analiza hasta el más mínimo desfile para detectar y denunciar la más mínima inspiración extraeuropea como apropiación cultural, Dolce & Gabbana escribe con su colección una auténtica oda a las raíces antiguas y católicas de Italia y, por ende, de Europa. En la página web de L’Officiel, no hay lugar a dudas: los modelos femeninos que desfilaban a los pies del Foro Romano resucitaban la Roma eterna: «Sobre los adoquines sagrados de la Vía Sacra, primeras arterias de la antigua Roma, las creaciones desfilaban como apariciones, entre el fasto imperial y los espejismos cinematográficos de los años cincuenta. A la sombra de las columnas del templo de Castor y Pollux, soldados con armaduras, vírgenes vestales y tropas de teatro animaban un cuadro viviente digno de un sueño de Fellini. Envueltos en sedas aterciopeladas, corsés de bronce, estolas esculturales con pliegues de estatua […] cada silueta parecía exhumar los fantasmas de un pasado glorioso, al tiempo que celebraba una modernidad barroca y orgullosa». No hace falta buscar la inspiración en culturas lejanas, la nuestra se ha vuelto, para muchos, lo suficientemente desconocida y casi exótica.
Sin embargo, la casa italiana no se detuvo ahí. La Roma eterna no es sólo la Antigüedad y el Imperio romano, es también la sede de la cristiandad, el trono de Pedro, la cuna del catolicismo. Así, al día siguiente, los hombres desfilaron vestidos con trajes directamente inspirados en los ornamentos litúrgicos. Los diseñadores no se equivocaron, ya que no fueron las casullas depuradas y las albas sin interés de hoy en día las que se pusieron en valor. Como se explica en la página web de la marca: «Capas, colas, casullas, dalmáticas, estolas, corpiños y baberos: cada creación encuentra el equilibrio perfecto entre solemnidad, devoción, disciplina y códigos estéticos e iconográficos». Dolce & Gabbana resucita el decoro litúrgico tradicional: se trata de ensalzar la belleza como una pulla a la Iglesia actual, que creía atraer a las masas abandonando el carácter sagrado de sus vestimentas litúrgicas. Algunos lamentarán quizás que se utilicen los ornamentos litúrgicos con fines comerciales, pero también se puede ver como una forma de recuperar toda una estética olvidada y denostada que pertenece a nuestra cultura y que muchos ya no conocen. Dolce & Gabbana devuelve a César lo que es de César y vuelve a situar al Vaticano en el centro de Roma. En resumen, la firma italiana rinde homenaje a nuestra cultura occidental en el lugar que le corresponde, es decir, en el origen y el centro de nuestra civilización.
¿Una casa de moda conservadora?
No es nada nuevo ni realmente sorprendente para una casa de moda que se enorgullece de celebrar valores familiares que algunos tildan de conservadores u obsoletos. La familia tradicional forma parte del ADN de la marca, como explica Grazia. Por otra parte, no se trata sólo de una cuestión estética o superficial. Domenico Dolce, católico practicante, desató la polémica y provocó llamamientos al boicot de su marca cuando, en 2015, afirmó y reivindicó su oposición a la educación de los niños por parte de parejas homosexuales, a la fecundación in vitro y a la gestación subrogada. A pesar de la homosexualidad de los dos diseñadores, la casa de moda sufrió los estragos de la corrección política woke», demasiado tolerante para tolerar que no se piense como ella.
En enero, Dolce & Gabbana presentó su desfile Alta Moda en el Hôtel de la Marine, en París. Harper’s Bazaar la definió como «un diálogo vespertino entre Sicilia y París», ya que, «inspirada en Las vísperas sicilianas, la obra maestra de Guiseppe Verdi imaginada para la Ópera de París en 1855, y en el vocabulario francés hablado en las casas nobles de Sicilia, la colección mezcla la opulencia con el imaginario católico». La exposición de la casa de alta costura italiana «Du Cœur à la Main» [De la mano al corazón], celebrada en el Grand Palais entre enero y abril pasados, ya rendía un flamboyante homenaje al arte sacro, realzado por el saber hacer de la marca. ¿Podemos esperar que la casa italiana imponga su imperium o, al menos, inspire a nuestras casas de alta costura francesas? La exaltación de la belleza y la grandeza de nuestra civilización occidental no parece estar francamente a la orden del día en Francia, pero se dice que la esperanza es lo último que se pierde…
El desfile masculino en el
Castello di Sant’Angelo
El desfile femenino en el Foro Romano
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