Según nuestras informaciones, Éric Zemmour y Marion Maréchal prácticamente han dejado de hablarse desde hace varias semanas fuera de las reuniones semanales de campaña. La ruptura se produjo incluso unos días antes de la gran reunión del 10 de marzo, durante un almuerzo a solas en el que Marion Maréchal “se desahogó”, según la expresión de un directivo de Reconquête. Con otras palabras, criticó duramente al excandidato presidencial [es decir, Éric Zemmour] por haber asumido un papel demasiado importante en los medios y por haber dado a su asesora Sarah Knafo [y pareja de Zemmour] demasiado control sobre la organización de la campaña..
Según un alto cargo de Reconquête, “en el círculo próximo a Éric Zemmour se piensa que si él no ocupa espacio, perderá votos. El entorno de Marion, por su parte, piensa que si a ella no se la más, tampoco se ganarán votos… Es un callejón sin salida”.
Tanto en la campaña como en el partido, este profundo desacuerdo ha acabado convirtiéndose en tabú. Por miedo a las consecuencias que su revelación podría tener tanto en la movilización de los militantes como en el resultado electoral del 9 de junio. Interrogados, Éric Zemmour y Marion Maréchal ofrecieron a Le Point suaves desmentidos… antes de insistir ambos en que no querían ser citados. Advertido de que se preparaba este artículo, el jefe de Reconquête llegó a publicar en las redes sociales un oportuno mensaje de apoyo a su cabeza de lista… El primero desde hacía tres semanas. En vano.
Nunca ha cuajado la mayonesa entre el antiguo equipo que en las elecciones presidenciales se aglutinó en torno a Éric Zemmour y el que, desde septiembre, se ha formado en torno a Marion Maréchal. Tanto es así que, internamente, dan la constante impresión de dos equipos paralelos, cada uno trabajando en su departamento, sin informarse debidamente entre sí. “Yo mismo desconocía el reciente debate entre Marion Maréchal y Jean-Louis Bourlanges en Le Figaro“, lamenta Stanislas Rigault, a pesar de ser miembro del comité ejecutivo de Reconquête y casi el único puente que queda entre lo que hay que llamar los dos bandos. “Está claro que hay cosas que ajustar, cuestiones de organización que limar”, añade eufemísticamente.
Más que las pruebas sufridas, más que las compatibilidades humanas o ideológicas, sólo hay un cemento real en política: el impulso ganador. Y ahí es donde radica el problema. A dos meses de las elecciones, la lista encabezada por Marion Maréchal no logra superar la línea de flotación de los sondeos. Peligrosamente cerca del 5%, si no se alcanza el cual el partido no sólo tendrá que renunciar a la idea de estar representado en el Parlamento de Estrasburgo. En tal caso también deberá renunciar posiblemente a su futuro político…
Razón de más para que Éric Zemmour vuelva a tomar las riendas de la campaña, con la esperanza de movilizar a sus cerca de 2,5 millones de electores de las últimas elecciones presidenciales. Tanto más cuanto que muchos de los que le rodean han expresado sus quejas contra Marion Maréchal, que se ha mostrado “poco incisiva”, “incapaz de dar en el blanco” y “demasiado blanda” durante los seis últimos meses de campaña.
Desde enero, el antiguo candidato a la presidencia se prodiga cada vez más en los programas matinales, así como en los grandes eventos mediáticos del fin de semana. Sin informar siempre a su cabeza de lista, o en el último minuto. Ello está poniendo a prueba el precioso tiempo de antena asignado al candidato de Reconquête en los medios, según las normas de la Autorité de régulation de la communication audiovisuelle et numérique (Arcom) durante una campaña electoral. Un punto que acabó despertando las sospechas del presentador estrella de CNews y Europe 1, Pascal Praud, quien, en medio de una entrevista el 20 de marzo, interpeló a Marion Maréchal: “Éric Zemmour está muy presente en su campaña, ¿cree que lo está demasiado? Tras un desmentido algo molesto, Marion Maréchal acabó por desentenderse: “Si no cree mi respuesta, ¿por qué me hace la pregunta?”.
Dos días antes, Éric Zemmour fue invitado al programa matinal de Europe 1 con Sonia Mabrouk, pero no mencionó ni una sola vez el nombre su cabeza de lista. En los vídeos del encuentro del 10 de marzo colgados por Zemmour en varias redes sociales su candidata no está. Desaparecida…
Como único propietario de la preciada base de datos de afiliados, desde hace varias semanas el partido da prioridad al envío de boletines preparados por el entorno de Éric Zemmour frente a los redactados por el de Marion Maréchal. Este ambiente y esta rivalidad son especialmente perjudiciales para una lista que ronda el 5% en los sondeos. Totalmente suicida si, desgraciadamente, se trata de desacuerdos políticos y estratégicos de fondo. Ahora bien, hay dos temas cardinales sobre los que ambos líderes Reconquête reconocen fuertes desacuerdos: la guerra en Ucrania y la estrategia a adoptar con respecto a RN [Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen].
Marion Maréchal desea que, en el hemiciclo de Estrasburgo, los futuros diputados de Reconquête se integren en los escaños del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), y repite en cada entrevista su deseo de victoria en Ucrania y, por tanto, de ayuda a ese país. Al hacerlo, sigue los pasos de sus aliados, en particular de la líder de Fratelli d’Italia, la muy atlantista presidenta del Consejo de Ministros italiano, Giorgia Meloni. [Recordemos que Vox forma parte asimismo de dicho grupo de europarlamentarios, declaradamente partidario de la OTAN y de su guerra de Ucrania. N. de la Red.]
Éric Zemmour está lejos de compartir este entusiasmo. El 3 de marzo, en el plató de Le Grand Jury, el hombre para quien Rusia es una “democracia autoritaria” defendió la necesidad de “dejar de sacrificar a ucranianos y rusos, y detener esta guerra negociando la paz entre Rusia y Ucrania. ¡No vamos a librar una guerra de mil años!”. Es ésta una discrepancia susceptible hacer perder electores, lo cual es tanto más problemático cuanto que, bajo el impulso del jefe del Estado y de los candidatos de su partido, el tema constituye desde hace varias semanas uno de los ejes de la campaña electoral europea.
Más táctica es la disputa entre Marion Maréchal y Éric Zemmour en lo relativo al partido de Marine Le Pen. Durante el mismo programa Zemmour disparó con fuerza, como de costumbre, contra Agrupación Nacional: “Por su deseo de que no la demonicen, Marine Le Pen tiene miedo de todas las palabras que molestan a la izquierda, a los inmigracionistas. En cuanto una palabra molesta a nuestros adversarios, a los adversarios de Francia, la omite. Pero si te sometes en el lenguaje, te sometes también en los hechos. Si se habla como el sistema, se actuará como el sistema. Una vez en el poder, no hará nada. Ésa es la gran diferencia entre ella y yo”.
Se trata de una estrategia ofensiva, destinada a limitar la pérdida de votantes que pueden adoptar una lógica de “voto útil” a favor de Agrupación Nacional. Exactamente lo contrario de la mano tendida por Marion Maréchal durante su discurso del 10 de marzo: “Marine Le Pen, Jordan Bardella, quiero deciros que no somos enemigos. Nos complementamos […]. No quiero olvidar lo que nos une y sobre todo lo que debe unirnos mañana. Porque no he cambiado, sigo estando a favor de unir a la derecha […]”. Palabras éstas que tuvieron la virtud de exasperar una vez más a Zemmour y a su entorno.
A poco más de dos meses de las elecciones europeas, Marion Maréchal y Éric Zemmour todavía tienen, sin embargo, un punto en común que podría reconciliarlos de aquí al 9 de junio: si su lista fracasara y quedara por debajo del 5%, el futuro político de ambos sería lo que peligraría.