Poco a poco,
Poco a poco, paso a paso, pero es indudable que somos nosotros, la derecha radical y patriótica, la que les está comiendo el terreno —el esencial: el de las ideas y mentalidades— a wokistas, izquierdistas y liberalios
El giro dado por Mark Zuckerberkg, fundador y CEO de Facebook,es tan delicioso como inesperado. En un vídeo publicado el pasado 7 de enero, anunció una serie de medidas destinadas a mejorar el funcionamiento de sus redes sociales. «Es hora de volver a nuestras raíces: la libertad de expresión», explicaba el empresario estadounidense, reconociendo que había ido demasiado lejos en la censura de ciertos contenidos. «Empecé a crear redes sociales precisamente para permitir a la gente expresarse».
Su primera medida marca la pauta y significa todo un choque ideológico: la supresión del llamado programa fact-checking. «Vamos a deshacernos de los fact-checkers y a sustituirlos por “valoraciones comunitarias” similares a las de X», anunció el jefe del grupo Meta. «Los “fact-checkers” simplemente han mostrado demasiada parcialidad política y han destruido más confianza de la que han creado, sobre todo en Estados Unidos».
Los tiempos cambian que es una barbaridad
Con el fin de restablecer la libertad de expresión en Facebook, se levantarán las restricciones que se habían establecido en torno a temas sensibles como la inmigración, la identidad sexual y el género. «Lo que comenzó como un movimiento inclusivo se ha utilizado cada vez más para bloquear opiniones y excluir a personas con ideas diferentes. Y eso ha ido demasiado lejos. Quiero asegurarme de que la gente pueda compartir sus creencias y experiencias en nuestras plataformas», declaró Mark Zuckerberg.
Otra medida: trasladar los equipos de moderación de la muy woke California a la más conservadora Texas. Según el empresario, «hacer este trabajo en lugares donde haya menos dudas sobre la parcialidad» de los moderadores ayudará a «reforzar la confianza» de los usuarios.
Angustia y desesperación en la izquierda mediática
Como era de esperar, el fin de la censura en Facebook e Instagram es muy impopular entre la prensa de izquierdas. En Francia, por ejemplo, La radio France Inter se apresuró a lamentar la desaparición de los ««fact-checkers», que, según ella, «trabajaban para “limitar las fake news”». En realidad, se trataba más bien de un sistema opaco y autoritario que, como una policía del pensamiento, trabajaba para prohibir los comentarios contrarios a la doxa, pero da igual. «Es un desastre para todos los usuarios de Meta», clamaba un tal Gérald Holubowicz, militante de extrema izquierda que se presentaba en France Inter como «especialista del fact-checking».
Julien Pain, Verificador Jefe de France Info, también parecía muy preocupado por su futuro profesional. «Con este ataque a los fact-checkers, es nuestro modelo de democracia el que está en entredicho», posteó indignado en X… antes de impedir a los internautas responder. Una cierta idea de democracia lo que tiene el hombre. «No abro los comentarios», explicó. «Hay que hablar del tema, pero no aquí». Recordemos que este famoso fact-checker del servicio público es el que juró, durante la crisis de Covid, que «no se exigiría ningún carné de vacunación para ir al restaurante». ¡Uy!
L’Humanité, órgano del aún existente Partido Comunista, paniquea de forma similar, argumentando que el único propósito de restaurar la libertad de expresión es «permitir mejor que el odio y las noticias falsas circulen libremente». El diario comunista denuncia un «gran paso atrás» decidido por Mark Zuckerberg, «alineado detrás de Elon Musk y Trump».
El fin de la censura
Aunque el giro de 180 grados dado por Mark Zuckerberg se sitúa evidentemente en un contexto político marcado por la llegada al poder de Donal Trump y el éxito de Elon Musk, no carece de sinceridad. En febrero de 2023, el cuarentón decidió devolver al candidato republicano el acceso a sus cuentas de Facebook e Instagram, suspendidas dos años antes. «No queremos interponernos en un debate abierto, público y democrático», declaró Nick Clegg, Presidente de Asuntos Internacionales de Meta.
De nuevo, en agosto de 2024, Mark Zuckerberg enmendó su error y reveló, en una carta enviada a un comité del Congreso estadounidense, que la administración de Joe Biden había «presionado a [sus] equipos durante meses para censurar ciertos contenidos relacionados con Covid-19» en el año 2021. También admitió que había encubierto un turbio asunto en el que estaba implicado Hunter Biden, el hijo del presidente demócrata de Estados Unidos.
Facebook ya no desea ser una herramienta de propaganda ideológica. Alegrémonos, y lamentémoslo por nuestros fact-checkers y otros comisarios políticos.
© Boulevard Voltaire
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