Los acontecimientos se suceden a velocidad de vértigo. Al bufón de Zelensky y sus insolencias, Donald Trump y J. D. Vance le pararon ayer los pies en el mismísimo Despacho Oval de la Casa Blanca. Estaban presentes cientos de cámaras, de modo que todo el mundo está al corriente de la insolencia de uno y de la gallardía contundencia de los otros. No contento el amo de Ucrania con haber llevado su país a la ruina y haber acabado con la vida de cientos de miles de sus súbditos, todavía le quedaron arrestos para, en lugar de claudicar cuando has sido derrotado, soliviantarse ante las propuestas de paz que los americanos le ofrecían.
Todos los puentes han quedado rotos entre Washington y Kiev. Zelensky no se fue de la Casa Blanca: lo expulsaron, lo cual es bastante distinto. Ahora ya sólo queda que Elon Musk corte el suministro de Internet que sus satélites todavía proporcionan a Ucrania. Sin Internet, sin armas norteamericanas y sin la cobertura de sus satélites, ¿va a seguir Zelensky enviando su gente al matadero? Tal vez, en los delirios que suelen envolver a los tiranos en los momentos finales, todavía piense que le van a bastar las palabras de consuelo que ayer le enviaron quienes siguen empeñados en no bajarse del burro. Nuestro Pedro Sánchez, por ejemplo («¡Ucrania, España está contigo!»), o Emmanuel Macron («Todos hemos tenido razón al ayudar a Ucrania y sancionar a Rusia») , o Úrsula Von der Leyen («¡Sé fuerte, sé valiente, no tengas miedo! Nunca estás solo, querido presidente Zelensky!»). Con tales palabras, de alivio para el ucraniano y de oprobio para los europeos, no hicieron sino expresar el sentir (y el pánico…) de toda la patulea de gerifaltes y oligarcas europeos —nuestras «élites»…— que nos han conducido al desastre.
¿Se imagina alguien que esta gente sea capaz de otra cosa que de llenarse la boca de palabras? ¿Van quizás a poner sobre el terreno las armas que los americanos retiran y de las que ellos mismo carecen? Movilizando al pusilánime «hombre blandengue» que corre por Europa, ¿se atreverán tal vez a enviar a Ucrania tropas de la OTAN? En por ejemplo lo que El Mundo está reclamando a voz en cuello en su editorial de hoy…
La OTAN, por cierto… ¿Y ésa, qué va a hacer? ¿Qué será de esa coalición militar que amenaza a Rusia con sus cohetes colocados en su frontera y que hubiera debido disolverse (hasta lo había prometido) el día siguiente en que se liquidó el Pacto de Varsovia? Esa OTAN, que sin los americanos no es nada, ¿va acaso a seguir existiendo ahora que América propugna tan decididamente la paz?