Lo extraordinario, sin embargo, no es que la emprendan contra los varones, los padres y la familia. Puestos a demolerlo todo, lógico es que les enseñen a los niños a “no ser como mi papá”. Lo extraordinario no es esto, sino quiénes son los autores de una campaña a la que ni siquiera Podemos, ni siquiera sus Unidas, ni siquiera las más hembristas de las feministas se habían atrevido nunca. Pensarlo, claro está que lo piensan, pero hasta ahora ningún progre había llegado a proclamarlo tan descaradamente.
Quienes además de pensarlo lo proclaman son los del gobierno municipal del PP y de Ciudadanos (pronto se denominarán Ciudadanxs) de la ciudad de Córdoba. Ostentan el poder en el ayuntamiento, desde donde, por iniciativa de la concejala de Igualdad (de Ciudadanxs) han lanzado una campaña con carteles como el que reproducimos esparcidos por toda la ciudad.
Sólo la rápida reacción tanto de Vox como de las redes sociales, a través de las cuales se ha expandido una inmensa ola de indignación, ha hecho que el grupo municipal responsable de la afrenta retirara la campaña y pidiera disculpas.
La cosa, por lo demás, no representa ninguna novedad. Recordemos que el pasado mes de julio, en el Parlamento de Andalucía, el PP y Cs apoyaron una moción de la ultraizquierda para impulsar la versión más radical de la ideología de género, la llamada teoría queer. El año pasado, el PP impulsó en Galicia una condena parlamentaria contra los que discrepan de los dogmas del feminismo progre, en una clara referencia a Vox. Asimismo, en 2017, el Gobierno de Rajoy impulsó una campaña que demonizaba a los hombres, en línea con las tesis extremistas del feminismo izquierdista.
La conclusión está clara: progres de izquierdas y liberaloides de derechas, tanto monta, monta tanto. Con ambos, con su nihilismo destructor, es con lo que hay que acabar.
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