“La revolución cultural nihilista que caracteriza a nuestro tiempo no es una subversión contra el poder establecido, sino al revés, un instrumento a su servicio, un arma en manos de los que mandan”.
Cualquier día, a las élites “españolas” se les atraganta el café. No se arruina a la clase media en vano.
Era volver al subdesarrollo y al empobrecimiento, pero con garantía ecológica.
El gran proyecto de la Agenda 2030 de la ONU consiste en sustituir nuestras “viejas” soberanías nacionales por un espacio nuevo de “convivencia mundial”.
Huelga decir que no soy economista y que, a mayores, no tengo pajolera idea sobre esa materia. Quiero decir: mis conocimientos teóricos en la cuestión son casi tan prácticos como los de los economistas en general.
Olvidada la lucha de clases por la de géneros y de razas, el hombre blanco es el sustituto del burgués, del fascista y del infiel.
