A propósito de Warhol... y todos los demás
¿Por qué una lata de sopa industrial no es ni puede ser bella?
Nuestro colaborador Damián Ruiz nos gratificaba ayer con un artículo que merece algún comentario: duro quizá, pero no por ello menos amistoso. Quizá haya quien considere que merecería otra cosa, pero ello no lo permite el talante abierto y liberal de este periódico. Talante liberal que conviene defender sin vacilar si por él entendemos lo único de positivo que tiene el liberalismo: la libertad de opinión gracias a la cual todas las ideas —por erróneas y nocivas que sean— tienen derecho a ser expuestas sin trabas. Derecho jurídico, claro está. Otra cosa es que una sociedad sana se defienda haciendo que los errores y peligros que la amenazan no puedan pasar de su plasmación teórica o formal.