Cada vez hay más voces que tratan de amordazar, callar, censurar y criminalizar toda aquella expresión escrita o verbal que no se ajuste al pensamiento políticamente correcto creado por la izquierda europea, es decir por la socialdemocracia o la progresía. Han conseguido generar una dictadura mental basada en sus principios, y a partir de ahí de lo que se puede decir y de lo que no. Todos los ciudadanos estamos atenazados y amordazados por sus criterios, de tal manera que el debate libre queda completamente imposibilitado, nos hemos dejado amedrantar por la persistente insistencia de sus adalides y hemos acabado atrapados en su trampa.
En directo en el Londres devastado de este verano
Tres jóvenes españoles han vivido muy en directo, en el Londres atacado por las turbas, lo que ahí estaba pasando. Tan en directo lo han vivido... que han estado a punto de no contarlo. Perseguidos por un grupo de fascinerosos, fueron sin embargo salvados, en el último momento, por unaespecie de intervencion providencial. José Vicente Pascual, que no estaba presente, pero que ha recibido la información de muy primera mano, relata, valora y comenta, con su buen saber literario, lo ocurrido.
Lo que el arte pierde con la política, suele ser antes que nada la libertad. Algo imprescindible para el artista. ¿Cuántas veces en la historia hemos visto perder al artista la posibilidad de crear, porque la política lo acorrala? O bien: ¿Cuántas veces escuchamos emitir opiniones negativas sobre un artista, con criterios meramente políticos?
Con numerosas experiencias y casos vividos
Cada nación, digna de serlo, tiene un proyecto geoestratégico, para el cual sus dirigentes juegan sus bazas. Se trata de situarse en el mundo. Hubo un tiempo en el que algo llamado "la Cristiandad", aún no compartiendo un mismo proyecto, tenía consciencia de pertenecer a un conjunto en el que todos, aunque con matices, se reconocían. Y cuando las cosas se ponían feas y el enemigo común amenazaba la unidad de ese mundo, todos (algunos más que otros) partían y daban la batalla por defender ese mundo en el que se reconocían.
Cuando Rubalcaba firma en Twitter como RbCb (Rubidio Columbio)
Según el sociólogo Zygmunt Bauman, vivimos en la modernidad líquida, donde todo es heraclítea transitoriedad, dolorida precariedad, incertidumbre angustiosa. No obstante, y a pesar de que la nación coincida en el cuadro patológico con el resto del globo, en España la modernidad es más bien química, lo cual no augura nada bueno.