Hay directores de centros docentes, como un tal Amalio Gutiérrez Álvarez, capaces de escribir a los padres de sus alumnos incitándoles a no dar la menor importancia a las malas notas y a los suspensos de sus retoños.
La aversión al riesgo se ha convertido en una de las enfermedades centrales de Occidente y esta aversión es una clave para explicar todo lo que se está "descomponiendo".