Stalin era primario y elemental en materia de sexo, tosco y despótico en materia de afectos, su recorrido sentimental acabó lleno de sangre, como todo en su vida.
Toda la carrera de Hitler está sembrada de nombres de mujer. Son ellas quienes le introducen en la vida social, quienes le consiguen fondos, quienes hacen proselitismo a favor de su causa política.
Su nombre estuvo sobre la mesa de Franco como posible rey de España. Y lo que apenas recordó nadie fue el crucial papel de Otto en el hundimiento del bloque soviético y en el desmantelamiento de aquella cortina de hierro que durante más de cuarenta años dividió a Europa en dos.