Ha “pasado” como dicen en Estados Unidos, el editor y maestro de periodistas Hugh Hefner, fundador y redactor jefe de la mítica revista Play Boy. A los 91 años, una longevidad que suele darse entre los fumadores de pipa, a saber: Bertrand Russell (RIP a los 97 años), Gerald Ford (93 años), J. R. R. Tolkien (81 años), Sherlock Holmes (eterno), etcétera.
Otra posible causa de su longevidad es que quizá, ya nonagenario, seguía manteniendo relaciones sexuales con mujeres de veinticinco, y eso difícilmente puede sentar mal.
El Viejo Hef –como se le conocía– fue el responsable de la mejor liberación de la mujer que hemos tenido: la femenil libertad de mostrar sus encantos al mundo y de andar divirtiéndose por ahí sin mayor problema.
También debemos agradecer a Hef el haber glorificado la belleza de la mujer aria, aunque en su caso eran más bien del tipo Barbie que de la clase que salen en esas postales nazis tan bonitas de los años 30, con trenzas.
Hef inventó a un nuevo tipo de hombre que tenía mucho que ver con el varón descrito por Ian Fleming en sus novelas, aunque lo que no se podía esperar es que su invención sociológica fuera a degenerar en el homo blandus fariensis de hoy en día. En cualquier caso, es algo que no puede imputársele a él, aunque hay muchos que lo hacen.
Las contribuciones de Hefner al periodismo son notables. En las páginas de la revista Playboy escribieron Margaret Atwood, Haruki Murakami, Arthur C. Clarke, Gabriel García Márquez, Marthin Luther King (entrevistado), Truman Capote, Marshan McLuhan, Gore Vidal y un largo etcétera.
El Viejo Hef desafió la corrección política de su tiempo y lo que resulta verdaderamente paradójico: también la del nuestro.
Descanse en paz Hugh Hefner, difícilmente puede pasar a mejor vida.