Excalibur

La que se ha montado por las redes sociales y en la misma calle, a colación del sacrificio del perro de la auxiliar de enfermería contagiada por el virus Ébola...

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La que se ha montado por las redes sociales y en la misma calle, a colación del sacrificio del perro de la auxiliar de enfermería contagiada por el virus Ébola, es un indicativo de lo muy, muy enferma que está nuestra sociedad, y no precisamente por culpa del mencionado virus. Los animalistas y otros defensores de entes irracionales saben perfectamente que cada día, en España, se sacrifican cientos de perros, gatos y otras mascotas abandonadas o demasiado enfermas, todo por una cuestión elemental de higiene pública. Cuánto más parecía recomendable actuar de la misma manera en este caso. Pero, claro: los perros y gatos y demás mascotas sin dueño o con dueños irresponsables que diariamente pasan de las perreras municipales a la cámara de gas, no son famosos, ni su historia ha salido en la tele. La de Excalibur sí. La histeria animalista desatada hoy en Madrid (y en internet) responde, en esencia, al mismo impulso zascandil y vecindón que congrega a los fans de la Pantoja para recaudarle unos dineros que al parecer le hacen falta. Lo que no sale en TV ni merece unos miles de tweet´s, no existe ni mucho menos concita causa multitudinaria.

Problema logístico: ¿Cómo van a cambiar el mundo, siquiera mejorarlo un poco, gentes que deciden sus actos con este método y nutren su santo criterio con la sopa pastosa del sensacionalismo televisivo, la epilepsia tweetera y chorradas afines?

 "Excalibur, una víctima más de la raza humana", dice en el video un animalista

 

  

 

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