A vueltas con el pendejo perdón

Eso de pedir perdón a México…

Anteayer el diario "El Mundo" me pasó un cuestionario sobre el asunto. En mi libro "La Cruzada del Océano" (acaba de salir la tercera edición en bolsillo) dediqué muchas páginas a explicar la realidad de la Conquista. Ésta es la entrevista completa con "El Mundo".

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–¿Fue realmente una conquista, tal vez una invasión?
– Fue un descubrimiento de nuevas tierras, una invasión de tierra ajena (con la colaboración de buena parte de los nativos) y una conquista, efectivamente.

– ¿Qué parte de razón tiene España y qué parte México?
– México nace sobre la base de un virreinato español que en un momento dado se emancipa. El México que hoy conocemos como tal no guarda continuidad alguna con el Imperio de los mexicas ni con ninguna otra organización política prehispánica. En realidad el descendiente de los conquistadores es López Obrador, no usted o yo.

– ¿Qué ‘abusos’ o atropellos cometió España?
– Los típicos de toda conquista: imposición por la guerra, destrucción del modelo de poder previo, sojuzgamiento de la población, ocasionalmente aniquilación del enemigo y, siempre, explotación de los recursos locales. O sea, lo mismo que hicieron los mexicas cuando llegaron allí. Con el relevante matiz de que, con Cortés, en la operación participaron, junto con unos cientos de españoles, muchos miles de nativos que estaban hasta el gorro de la tiranía azteca.

– ¿Se puede comparar el trato de España al de otras potencias, como el de Bélgica en el Congo?
– Nada que ver. España prohíbe de entrada esclavizar a los indígenas, que no es poca diferencia. Acto seguido comienza una campaña de evangelización que altera la cultura local, pero al mismo tiempo prepara el camino para el mestizaje. La lógica imperial española se parecía más al Imperio romano que a los colonialismos modernos.

– Póngame otros ejemplos.
– Ante todo, la creación de una Nueva España (así se llamaba) con sus propios resortes administrativos, jurídicos, religiosos y económicos. Catedrales, universidades, hospitales, carreteras...

– ¿Qué cree que tendría que hacer España ahora a nivel oficial? ¿Debe pedir perdón?
– ¿A quién?

– ¿Podrían ser unas declaraciones ‘oportunistas’ o ‘electoralistas’?
– Es posible. Cuando uno tiene problemas, lo más fácil es echar la culpa a alguien que esté muy lejos.

– ¿Algo más que añadir sobre el asunto?
– Solo una cosa: el nacionalismo indigenista es una creación de las oligarquías criollas que se emancipan de España, para construir su propio espacio de legitimidad política. Pero la realidad es otra: esas oligarquías son hijas directas del mundo virreinal, no de la América prehispánica. Y por cierto, escribirán páginas muy negras en la persecución de los indígenas después de la independencia.

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