Acaba de fallecer en Barcelona, a los 72 años, José Manuel Infiesta, un grande del arte: el mayor mecenas —el único, en realidad— que ha dedicado toda su vida —y sus dineros, obtenidos como el gran arquitecto que era— a promover el arte. El arte a secas, sin adjetivo, salvo el redundante de “gran arte”, como dice él mismo en la entrevista que seguidamente publicamos
Lo hizo todo el solo. Pero lo sostenía y alentaba, como columnas de Hércules, todo el peso del arte de nuestra civilización. El arte al que escupe la desvergüenza denominada “arte contemporáneo” y que él dedicó toda su vida a combatir creando, aparte de importantísimos premios internacionales, el MEAM (Museo Europeo de Arte Moderno), ese museo que se encuentra en un esplendoroso palacete del barrio gótico de la ciudad condal y que, junto con el Hoki Museum de Japón, es el único museo del mundo dedicado exclusivamente al arte figurativo.
Señalemos por último que este mecenas y gran coleccionista de arte, admirador, difusor y amigo personal del gran escultor alemán Arno Breker, también efectuó incursiones en el ámbito del pensamiento y de la metapolítica, figurando en su palmarés el haber editado en España la primera antología de textos de Alain de Benoist y Guillaume Faye, con el título de Las ideas de la Nueva Derecha, Ediciones de Nuevo Arte Thor, Barcelona, 1986.
Honramos su memoria con esta entrevista publicada en la página web del MEAM con el título de “José Manuel Infiesta, hombre del renacimiento moderno”.
En 1974 escribió en La génesis del arte que «Si la preocupación diaria del ciudadano se reduce exclusivamente a la ganancia de más dinero, a un progreso en la comodidad de su existencia y a la mayor posesión de riquezas, lujos e intereses […] el papel a desempeñar por el arte se verá reducido a la nada». ¿Qué ha cambiado desde entonces?
La génesis del arte es un libro de filosofía de arte escrito por un adolescente de poco más de 20 años en el breve espacio de 15 días, en un aburrido verano. Hay que entender esto para juzgar su contenido con cierta benevolencia.
Respecto a la pregunta, estas cosas no cambian en decenios: cada vez más, la sociedad en la que vivimos se vuelca en el beneficio personal, en la competencia entre individualidades y en obstaculizar el camino del otro. Y así la sociedad se hace insoportable. La única medicina que conozco contra eso se llama Educación, y consiste en educar a los ciudadanos, desde niños, en otros parámetros, no egoístas, entre los cuales la Cultura y el Arte deberían jugar papeles protagonistas. No hay otro camino para quienes pretendemos que la sociedad busque el encanto del Humanismo y rechace la fórmula de la competitividad desenfrenada. Sin Arte, sin Cultura, la sociedad se convierte en una jauría de lobos aullando todos en tonalidades diferentes.
Hablemos de política. ¿Qué papel considera que ocupa lo cultural en la política actual y cuál es el principio activo que debería desempeñar?
Lo cultural, simplemente no existe en la política actual. Los gobiernos se limitan a aprobar presupuestos en los que la cultura absorbe entre el 2 y el 3% del total, con lo que vemos la importancia que adquiere, en medio de una guerra de cifras sobre miles de millones en Sanidad, dependencia, jubilaciones, etc. Lo cultural no existe en la política, en consecuencia ésta se convierte en jungla.
Sin una educación refinada, la vida social será siempre el enfrentamiento de unos individuos contra otros, de unos grupos políticos contra otros, de unas clases contra otras, de unos intereses contra otros. Porque solo la Cultura hace libres, libres y generosos.
En su último libro Escrito en el Aire (2019), afirma que «La democracia es el sistema político más hipócrita y corrupto». ¿Cómo se refleja esto en las manifestaciones artísticas que emanan de esta forma de gobierno?
La democracia es el triunfo del interés económico, del capital, sobre el individuo. Las votaciones son la mascarada que organizan las élites económicas para hacer creer al ciudadano que él es alguien importante y quien determina quién manda en el país. Pero la verdad es que esa decisión del ciudadano, que se cree ingenuamente libre, está previamente mediatizada por todos los medios de comunicación que invariablemente dependen de los lobbies, que son sus propietarios. Sería caer en la ingenuidad pensar que los dueños de los medios no iban a ejercer su poder para conservar y fortalecer su poder en una sociedad de consumo.
Las manifestaciones artísticas son una herramienta más en poder de esos lobbies que, ya desde hace más de un siglo, han ejercido decididamente su poder para marcar los derroteros del arte moderno. El auge y difusión de la abstracción en el arte no podría explicarse, históricamente hablando, sin tener en cuenta la injerencia de negociantes y marchantes en el mundo del arte, convirtiendo éste en un mercado en el que la demanda ha creado una oferta a su gusto. Hace ya mucho tiempo de los Kahnweiler, los Stein y del desembarco de magnates americanos en el París de los años veinte, pero eso marcó el rumbo a seguir a todo un siglo para el que la rentabilidad sustituyó descaradamente a la calidad en el mundo del arte.
En un momento histórico determinado los poderes y las élites apuestan de manera decidida por lo abstracto frente a lo figurativo, ¿por qué y con qué objetivos?
Creo que la división entre lo abstracto y figurativo empieza a estar desfasada. Lo abstracto ya no interesa a nadie o a casi nadie, y solo se mantiene artificialmente porque un derrumbe de las cotizaciones generaría elevados prejuicios a inversores que verían ‘nockeado’ su negocio.
Pero lo verdaderamente importante es lo que ha quedado de toda la aventura en el siglo XX. Antes se hablaba de Arte, ahora ya solo se habla de ‘Mercado del arte’. Ya no interesa la obra de arte, sino la rentabilidad de ésta. La gente no compra ya una pintura porque le gusta, sino consultando las expectativas de beneficio que la compraventa generará. En vez de cheques, se pueden meter pinturas en las cajas fuertes de los bancos. Así es como hasta el propio arte hace el juego a las élites económicas, aceptando su discurso y prostituyéndose, empeñado solo en demostrar que también él es una operación rentable.
El MEAM es, junto al Hoki Museum de Japón, el único museo en el mundo dedicado exclusivamente al arte figurativo. ¿Acaso el MEAM busca revertir lo señalado en la anterior pregunta? En caso de respuesta afirmativa, David frente a Goliat?
Insisto en que lo importante no es que el MEAM apoye el arte figurativo frente al abstracto. Eso son simplificaciones para que el gran público entienda algo. Pero la verdad es que lo que me importa no es que el arte sea figurativo o no lo sea, sino que sea Arte o no lo sea, que sea sincero o no lo sea, que crezca al margen de los intereses del poder o no crezca, que sea producto de la sensibilidad de un artista o de una planificación de un negociante. El MEAM pretende encontrar y potenciar a los artistas de hoy en día, los que crean ahora, sin influencias, sin intereses, atendiendo solo a su propia inspiración.
Respecto a lo de pretender revertir nada, me muestro sumamente pesimista. Sé que el poder mundial no es una frase bonita, sino una realidad asfixiante. El MEAM no pretende siquiera llegar a ser un David, es mucho menos que un David frente a un Goliat, mucho más poderoso que el del mito.
Cuál es el espacio cultural que le gustaría que ocupara el MEAM en el futuro a medio y largo plazo.
El MEAM está ocupando el espacio que se ha ganado, ni más ni menos, y no puede pretender mucho más. Ante la indiferencia de los medios, ante la ignorancia de los poderes públicos, en medio del desierto de una sociedad absolutamente materializada en la que solo cuentan estadísticas y resultados, el MEAM no pretende sino aglutinar a los artistas que viven y trabajan en el siglo XXI; la labor del MEAM es darlos a conocer, ponerlos en contacto, alimentar su autoestima, dar valor a su obra, y demostrar que otro Arte sería posible, el que naciera solo del artista creando en libertad, sin condicionantes negociables.
Cualquier actividad del MEAM, e intentamos que sean muchas, va solo dirigida a poner en valor la labor individual del artista trabajando en la soledad de su taller. El MEAM es el canto a la libertad del individuo, a la creación del artista, a la búsqueda de la obra bien hecha.
Se acaban de fallar los premios del 10º concurso internacional de pintura y escultura Figurativas 2019. En este nuevo arte figurativo, ¿hay materias preferentes por parte de los artistas? ¿Se advierten cambios frente a las temáticas antecedentes?
El concurso de pintura y escultura Figurativas fue una de las primeras iniciativas que tuvo la Fundació de les Arts i els Artistes, creada en 2005 precisamente para apoyar a los artistas dispersos por todo el mundo. Evidentemente la temática humana es recurrente en el arte. Tras más de veinte siglos, el ser humano sigue pintándose y describiéndose a sí mismo, y nunca se cansará de ello. Él es el centro del universo y en consecuencia, el centro del arte. Los temas no cambian: cambian las actitudes, cambian los posicionamientos ante la sociedad.
Pero no cabe duda de que hay formas distintas de explicarse: los americanos del ARC Salon marcan un camino más tradicional, más ‘clásico’ a los artistas actuales. Nosotros pretendemos generar un camino mucho más actual, menos respetuoso, más agresivo e incluso más ofensivo en el arte, usando el lenguaje propio de nuestros tiempos.
Tendemos a referirnos siempre a artistas figurativos del pasado, pero el MEAM ha demostrado que existen también artistas vivos extraordinarios y muchos de ellos muy jóvenes. ¿Esto tiene que ver con la relación que se ha establecido entre lo figurativo como corriente ‘fenecida’ y lo abstracto como permanentemente ‘viva’?
El gran sofisma que los filisteos del arte habían difundido en el siglo pasado es que lo que había muerto era el oficio, y que por eso recuperar la creatividad artística, concebida en un sentido tradicional, era imposible. La gran victoria de nuestra fundación, la gran bofetada que supone el MEAM para los filisteos de la cultura, es haber demostrado que el oficio no ha muerto, sino que se manifiesta con más fuerza que nunca, que cada vez hay más y más artistas empeñados en demostrar su calidad técnica y su culto a la obra más que trabajada. Ayuda no poco a ello la creación de academias que enseñan el oficio de la pintura y de la escultura en todo el mundo. Empezó hace más de 25 años la «Florence Academy of Art», magníficamente gestionada por Daniel Graves. Pero ahora el ejemplo ha cundido en todo el mundo, y buena muestra de ello es nuestra academia, «Barcelona Academy of Art», que conoce un éxito de alumnos jóvenes que se apuntan en todas las materias, siendo el ochenta por ciento de fuera de España.
El Arte no morirá nunca, es la expresión de la humanidad. El problema, la cuestión no es cuándo morirá el arte, sino quién conseguirá más eficazmente manipularlo y usarlo como arma de su propio poder.
Usted es un amplio conocedor de la escultura catalana del siglo XX y participó activamente en la recuperación del monumento al Dr. Robert en Barcelona tras la llegada de la democracia. ¿Qué opinión le merece cuando se retiran del espacio público obras artísticas por cuestiones puramente ideológicas y no estéticas? ¿Existen alternativas?
Sí, gestioné como buenamente pude la recuperación del Monumento al Dr. Robert, que el franquismo consideraba como elemento catalanista disgregador y que en Cataluña representaba la recuperación de nuestras propia tradición y nuestra cultura. La prepotencia del poder político sobre la cultura no depende de colores, y es siempre asfixiante e indiscutible. Las democracias critican a las dictaduras por ello, porque adoptan esa actitud de forma descarada. Pero las democracias son más hábiles todavía en imponer sus cánones sin respeto alguno por la individualidad, y no lo hacen con decretos-leyes, sino ahogando económicamente al mundo cultural que no les interesa. Es fácil: basta con administrar las subvenciones y dirigirlas a los sectores a los que el poder protege.
No hay más alternativa que la cultura: una sociedad gobernada, no por una mayoría de ignorantes, manipulados por los poderes económicos; sino dirigida por las élites culturales e intelectuales, empeñadas en el respeto de la cultura propia y del arte de todos los siglos. Podrá considerarse esto una utopía; en todo caso, es mi utopía, y en ella creo, aunque no la vea.
En los años ochenta del pasado siglo entrevistó al escultor Arno Breker. En cualquier facultad de Bellas Artes o de Historia del Arte posiblemente sea un artista desconocido, ‘maldito’ afirmarán otros, incluso por el profesorado. ¿Qué aporta Breker al Arte?
Fui amigo de Arno Breker, difusor de su obra escultórica y admirador sobre todo de su capacidad personal y sus valores humanos. A pesar de la feroz represión que sufrió en la posguerra, simplemente por desarrollar honradamente su labor artística, fue capaz de sobrevivir con una serie de bustos de personajes ilustres en la Alemania de entonces, que le consagró como artista internacional. Hoy en día, la represión sigue. Una exposición de la obras de Arno Breker sería todo un faro, una guía, para los nuevos escultores de nuestro siglo, siempre faltos de referentes en los que inspirarse. Breker, como Thorak, fueron víctimas de la situación política del momento; y la sociedad les castigó con la destrucción sistemática de sus talleres y con el ostracismo por su osadía en querer expresarse con libertad.
Tras su larga experiencia editorial en revistas culturales como El Martillo, Montsalvat y otras, ¿qué valoración hace del mundo editorial? ¿Recomendaría la ‘aventura’?
Cuando yo editaba las revistas que menciona, no había alternativa al papel. Pero eso ha cambiado: el mundo editorial está en plena crisis por el éxito de las nuevas tecnologías. Cada vez es más caro y menos leído todo lo que sea comunicación en papel. A través de las Redes Sociales, el MEAM llega a todo el mundo y mantiene contactos y relaciones con artistas de 80 países. Eso, a través del papel, sería tan caro que no podría ni siquiera plantearse.
Aparte del medio escogido, el papel o la comunicación virtual, no tiene sentido meterse en el mundo editorial más que si uno tiene algo que decir, algo que aportar. Lo definitivo no es cómo se dice, sino qué se dice. La independencia es lo único decisivo. Lamentablemente, conozco muy pocas iniciativas que pretendan ser realmente independientes y que puedan serlo, que sepan serlo.
Resuma, en no más de cinco palabras, o unas cuántas más:
Belleza: un concepto que resume el ideal del ser humano.
ARCO: La tomadura de pelo del arte contemporáneo.
Arquitectura: Mi pasión profesional.
Fachadismo: Aparentar lo que uno no es.
Europa: Mi patria, mi suelo, mi pasión.
¿El Arte del siglo XXI será figurativo o no será?
No me gustan las afirmaciones rimbombantes que tampoco indican nada en el fondo. Lo que sí que creo es que el Arte del siglo XXI recuperará su independencia y su humanismo, si quiere ser arte genuino; o se mantendrá como manipulación artística, si sigue aceptando el control de los intereses económicos de la élite gobernante. La figuración no es lo decisivo, la sinceridad del ser humano para describirse a sí mismo, sí.
Por último, ¿cuáles considera que son los retos de futuro para el Arte en Europa?
Ahí es nada: los retos del Arte en Europa son los retos de la propia cultura europea, los retos de la sociedad europea. Reescribirse, redescubrirse, volver a reencontrarse consigo misma. Recuperar el orgullo de lo que es Cultura europea, sentirse herederos de una pasado increíble e inacabable, rendir culto a nuestro propio lenguaje y rechazar las injerencias que vienen del otro lado del océano. La Cultura europea es tan sugestiva que no puedo ponerle límites; no solo son las artes plásticas, es también la arquitectura, y el pensamiento, y la filosofía, y la música… Creo sinceramente que mi vida no tendría sentido sin esa herencia que vivo y disfruto todos y cada uno de los días de mi vida.
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