El 12 de octubre Barcelona se afirma española

El próximo 12 de octubre se celebra en Barcelona, como todos los años, una gran manifestación por la adhesión de Cataluña a España. Recogemos en este artículo algunas de las declaraciones efectuadas por Eduardo García, presidente del Comité Organizador de la Fiesta Nacional de España y Día de la Hispanidad, al periódico Selecto*Digital.

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S*D
-  Las fuerzas leales constitucionalistas y patrióticas españolas de Cataluña apenas operan en ‘territorio hostil’, hasta el punto de no atreverse ni a exponer una bandera rojigualda en el balcón de su casa, lucir un adhesivo en el coche, por miedo a tratado como un ‘enemigo’ de Cataluña. ¿Cómo reaccionar ante ello?
EG-  En Cataluña los catalanes leales a España llevamos más de tres décadas desamparados por los Gobiernos de España, ya sean de uno u otro color político. El movimiento separatista ha crecido en Cataluña porque desde los poderes centrales del Estado no solo no se le ha combatido debidamente, sino que se le ha consentido lo intolerable a la vez que se le concedían todos los medios y transferencias autonómicas formales para aumentar su poderío y así extender su perniciosa influencia… incluso más allá de Cataluña (Valencia, Baleares, Franja de Poniente aragonesa). Es por ello por lo que el Estado de Derecho constitucional está obligado a rectificar urgentemente, abandonar las políticas de ablandamiento, y respaldar eficiente y generosamente a todos los ciudadanos, entidades y sectores sociales que en Cataluña defendemos la unidad nacional de España y el imperio de la Ley. 
S*D- ¿Cuál es el sentido de crear un acto multitudinario, con miles de personas manifestando su pulsión cariñosa y respetuosa por lo español? ¿Acaso sucede que ahora más que nunca se requiere interceptar la trayectoria revolucionaria emanada de parte del Parlamento de Cataluña?
EG-  El valor es el más importante de los activos de los habitantes de una comunidad, pues sin valor no pueden defenderse los demás principios, creencias y lícitos intereses, que si no se defienden se pierden. Nunca ha sido fácil luchar contra la tiranía, y hacerlo sin más medios que la voluntad lo hace aun más difícil. Pero las dificultades las debemos ver como retos o pruebas a superar y a título de oportunidades para cambiar nuestra sociedad. En consecuencia, y aunque los medios de comunicación y demás voceros subvencionados lo nieguen o lo camuflen periodísticamente, cada vez somos más ciudadanos los que en Cataluña estamos dispuestos a combatir y derrotar al separatismo. Para ello, para lograr triunfar sobre el vertiginoso separatismo que nos ocupa es indispensable dejar de lado los personalismos atomizadores y, en cambio, construir organizaciones fuertes que no rivalicen entre ellas y que practiquen la unidad de acción.
Es en esta tesitura que planteamos los ‘doce de octubre’ como lo que son y deben ser: la celebración universal conmemorativa de una de las mayores gestas de la historia de la Humanidad. Y como tal, como hazaña tan española, en la misma fecha celebramos la Fiesta Nacional de España.
El doce de octubre es la Fiesta nacional de España; hagamos que sea lo que dice ser: una fiesta fraternal, alegre y vertebradora de una sociedad huérfana de referencias y liderazgos sólidos a la hora de encauzar las energías de las personas honradas y nobles.
S*D-  Usted y su Comité Organizador defienden que  la Fiesta Nacional de España y Día de la Hispanidad,  que concentrará  en Barcelona a la buena gente que todavía cree en los valores, principios y compromisos identitarios concernientes a nuestra Historia, se encare cualitativa y simbólicamente a la gran conspiración antiespañola que se ha sembrado en Cataluña. Sin embargo, ¿qué sentido le da a incluir a las personas de origen hispanoamericano en la misma jornada? ¿Es compatible con ese bienintencionado enfoque integrador la arrasadora munición multiculturalista, multiétnica que puede acabar sustituyendo demográficamente a españoles nativos del país por extracomunitarios? Para entendernos, además de los lazos idiomáticos, de raíz religiosa o de lejanos cruces consanguíneos e intereses económicos ¿se puede defender la españolidad y la hispanoamericanidad dentro de un mismo lote?
EG-  Se puede y se debe. El Doce de Octubre conmemora la dimensión hispanoamericana de España. No podemos dejar a las comunidades hispanoparlantes en manos del separatismo que en Cataluña tiene el idioma como principal herramienta política de justificación independentista vía la asfixiante penetración social urdida en sórdidas sociedades de interés mundialista, que acaba siempre transformada en hechos protorrevolucionarios y altamente inflamables.
Existe una comunidad de países hispanos –y una comunidad mundial hispanohablante– cuya conexión emocional y vital con España debemos fomentar, pues no en vano sigue ostentando el titulo de Madre Patria, o lo que es lo mismo: patria común de todos los españoles e hispanoamericanos.
El problema convivencial e identitario lo destruyen otras comunidades étnicas, religiosas y culturales que son realmente exógenas, refractarias e incluso hostiles a todo lo que significa y simboliza España y el Doce de Octubre. Y creo que no es necesario señalarlas ni poner ningún ejemplo para que sepamos a qué comunidades étnicas, religiosas y culturales me refiero.
S*D- Finalmente, ¿qué mensaje desea hacer llegar a las personas que accedan a esta entrevista? ¿Cómo pueden adherirse a la Fiesta del 12 de Octubre? ¿Dónde sucederá todo?
EG- La Fiesta comenzará con una manifestación matinal a lo largo del Passeig de Gràcia que desembocará en la concentración que tendrá lugar como todos los años a las 12:00 h en la Plaça de Catalunya.
Para que así sea y todo disponga de una adecuada coherencia testimonial, quiero recordar que recientemente hemos solicitado al Ayuntamiento de Barcelona que tenga a bien poner el nombre DOCE DE OCTUBRE a una vía pública de Barcelona, ya  sea calle, avenida, rambla o plaza. Sabemos que el actual equipo de gobierno municipal está a años luz de nuestro postulado, pero la realidad es tozuda y vence siempre a la tergiversación y la mala fe sectaria de algunas fuerzas frentistas.
No será fácil lograrlo, pero éste es un primer paso. Poco a poco, sin prisas pero sin pausas, se trata de que en todos los ámbitos, la verdadera normalidad patriótica vaya recuperando terreno a la anormalidad secesionista y sus extensiones extremistas vinculadas al esperpento en el que se ha convertido la mala praxis política catalana.

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