Alternativa para Alemania

¿Un tercer partido en discordia para España?

La irrupción fulminante en las recientes elecciones regionales en Alemania del movimiento populista Alternativa para Alemania (Alternative für Deutschland) provoca, una vez más, en España la pregunta de "¿por qué no existe algo parecido aquí?".

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La irrupción fulminante en las recientes elecciones regionales en Alemania del movimiento populista Alternativa para Alemania (
Alternative für Deutschland) provoca, una vez más, en España la pregunta de “¿por qué no existe algo parecido aquí?”.
Tras diciembre de 2015 donde el bipartidismo quedó quebrado por el asentamiento de Podemos, por un lado, y de Ciudadanos, por otro, parecía que la impugnación de las políticas llevadas a cabo por los dos grandes partidos quedaría satisfecha con las propuestas de los recién llegados. ¿Realmente es así? ¿Es España la excepción a lo que está sucediendo en el resto de Europa?
Francia, Alemania, Inglaterra, Hungría, Grecia…, todos ellos van conociendo políticas que obtienen cada vez más apoyos, porque en todas esas naciones se va pulsando una misma tecla o paradigma político: la soberanía.
La gran crisis económico surgida en 2008 evidenció dos grandes déficits: la pérdida de soberanía económica y la democracia irreal y ficticia originada por la primera. Eso hacia imposible  a los gobiernos cambiar de dirección frente al fracaso económico a largo plazo; y segundo, los mensajes que la clase política dirigía a la ciudadanía provocaban un diagnóstico equivocado y engañoso.
Pero así como en las naciones europeas anteriormente citadas se focalizó la atención en la UE, Bruselas, la TROIKA como los mayores enemigos del pueblo para dar solución a los problemas, y se puso en marcha un programa moderno, atractivo y seductor para acoger a la mayoría de la población en torno a él, en España el cainismo impide la aparición de una fuerza de semejantes características.
El cainismo y también la falta de preparación intelectual, presencia en los medios de comunicación y voluntad de romper el silencio y cerco frente al resto de partidos del sistema del 78.
Por más que se denuncien cuestiones como la “memoria histórica”, el olvido a las victimas del terrorismo, el derecho a la vida, el riesgo secesionista o la deriva autonómica, todas estas denuncia han sido insuficientes para construir un mensaje global de contestación a los partidos dominantes que continúan impertérritos su agenda marcada por Bruselas y donde solo matices les separan. El espectáculo de multipardismo es solo una pantalla porque, en cuestiones de fondo, todos ellos están de acuerdo en lo esencial –y no es la manida y traída Constitucion del 78, sino la política dictada por la UE para España.
Como decía recientemente Mark Weisbrot (codirector del Centro para la Investigación Económica y Política (Center for Economic and Policy Research, CEPR, en Washington, y presidente de la organización Just Foreign Policy): “Sin soberanía económica nacional, hay poco lugar para la democracia en la política económica. Esta debiera de haber sido la lección que todos deberíamos haber extraído de los últimos siete años. Los países de la Eurozona entregaron su soberanía a un grupo de personas con una agenda política bastante hostil a los intereses de la mayoría de los europeos (un grupo al que los ciudadanos jamás hubieran votado)”.
Ha tenido que ser otro disidente y desencantado como es Yanis Varoufakis, -ministro de Finanzas bajo el primer gobierno del primer ministro Alexis Tsipras entre enero y julio del año pasado-,  el que ha señalado que el Eurogrupo de ministros de economía y finanzas (con quienes trataba de negociar el futuro de Grecia) “ni fue elegido ni rinde cuentas a nadie” y que ni siquiera cuenta con un estatus legal. Pero la llamada ‘troika’, que ha dictado muchas de las decisiones económicas a Grecia en los últimos seis años de recesión (el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea y el FMI), no es muy diferente.
Estamos ante un momento muy grave de la Historia de Europa. Un momento donde las identidades nacionales están en juego porque, socavadas estas –por los flujos migratorios y las políticas dictadas desde organismos no elegidos- poco margen quedará para reaccionar y poner en practica políticas de justicia social y bien común.
El reciente documento firmado por la Unión Europea compromete  a traer desde Turquía a un número de refugiados equivalente al de expulsiones. Ese trato, cerrado en Bruselas entre los jefes de Estado y de Gobierno, incluye otras tres condiciones para Europa: aumentar los 3.000 millones destinados a Turquía para atender a los refugiados, eximir a sus ciudadanos de la necesidad de visado para viajar a la UE ya en junio y avanzar en el proceso de adhesión al club comunitario.
Sin referéndum de ningún tipo, sin consultas ni votación, el mapa de Europa, su Cultura, su identidad y su forma de relacionarse con el mundo y construir un muy concreto modelo de sociedad, puede ser alterado hasta hacerlo irreconocible.
Estas mismas autoridades europeas están intentando crear una nueva imagen del desempleo de masas, un Estado de bienestar reducido y un empeoramiento de la distribución de la renta como nueva norma para Europa, al igual que los salarios estancados y la desigualdad creciente se convirtieron en norma en la economía estadounidense desde los años 80. Y ninguna de las fuerzas políticas existentes, ahora mismo, en España, pone en cuestión este modelo. Ni Podemos, ni Ciudadanos, ni, por supuesto, PP o PSOE cuestionan el funcionamiento de la Unión Europea tal cual la conocemos.
Es desde esos países centrales desde donde vemos emerger fuerzas que sí lo hacen. En Alemania, lejos de ese estigma de ser un partido xenófobo, Alternativa para Alemania se presenta como defensora de  una Europa de Estados soberanos con un mercado interior común, devolviendo a los Parlamentos nacionales las competencias en legislación. Destacan su firme apoyo a las posiciones del Primer Ministro británico, David Cameron, en lo que se refiere a reducir la UE a través de más competencia y más responsabilidad propia.
Alternativa para Alemania es partidaria, igualmente,  de la disolución de la unión monetaria, argumentando que Alemania no necesita el euro y que la moneda única perjudica a otros Estados. Por lo tanto, piden el restablecimiento del marco alemán y del resto de las monedas nacionales, o la creación de asociaciones monetarias más pequeñas y estables; un cambio de los tratados con el fin de dar la posibilidad a los Estados a desvincularse de la moneda única; y el bloqueo mediante el veto a otorgar más créditos mediante el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Además, exigen que los rescates no los paguen los contribuyentes, sino principalmente el sector privado.
España necesita una urgente traslación de estos vectores políticos al primer plano y que un fuerte movimiento de ciudadanos resueltos lleve esta voz al Parlamento con vocación de recuperar la Soberania que fue robada hacia fuera (con las competencias entregadas a Bruselas) y la robada hacia adentro (con las competencias entregadas a las Comunidades Autonomas).
Ese movimiento de españoles deberá ser capaz de articular y proponer otro sistema de organización económica, no solo para derogar las manidas y mentadas reformas laborales, sino para dar al trabajo y las personas el protagonismo que se merecen, incorporando la Democracia Economica y Politica a las empresas en un orden nuevo que ponga freno a la globalización que arruina empresarios y empobrece trabajadores.
Por Europa y contra la Union Europea. La Soberania devolverá la democracia a los pueblos.

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